Quedan unos 30 laúdes históricos en el Mar Menor, donde fueron estrellas de las regatas
Diario del Mar Menor (XXV) ·
Mañana del 31 de agosto de 1930. Máxima expectación en la orilla de Los Alcázares. La Compañía del Tranvía a vapor ha habilitado dos trenes ... especiales para que los aficionados cartageneros a la vela latina puedan llegar hasta La Unión, desde donde un servicio de automóviles los trasladará a la costa alcazareña. Hacía ya 15 años del primer vuelo de un hidroavión en España, el fútbol aún no había calado en el público, y el primer artista de masas, Bing Crosby, arrullaba a los clientes adinerados desde el gramófono del hotel Balneario La Encarnación.
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La emoción de las regatas de laúdes a vela latina acaparaba la expectación de la prensa meses antes de la cita, sobre todo ese año, pues al imbatible 'Once de Mayo' (1910), propiedad del todopoderoso Tomás Maestre le ha salido un inesperado rival. El laúd más famoso de la laguna, construido por Francisco Pinto, gozaba de años de triunfos cuando el regatista Pedro Sánchez Meca puso un anuncio en la prensa de la época en busca de un carpintero de ribera «capaz de crear un laúd que venciera al 'Once de Mayo' al menos dos veces de las tres regatas que efectuara». Todo un órdago. Ningún constructor dio un paso adelante, excepto el propio maestro Pinto, dispuesto a superarse a sí mismo. Y así lo hizo con su nueva criatura, el 'Primero de Agosto' (1930), que destronó al barco de Maestre en el primer desafío. Tiempos de épica.
Hojas sueltas
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La futura Federación de Laúdes de Vela Latina del Mar Menor quiere mantener la flota centenaria y revivir las regatas de hace un siglo
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La cita «El sol se ha rajado / y se desangra en luz / y me está ahogando. / ¡Yo me muero de sol!» (Dulce María Loynaz)
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La fecha 1910. Se construye el 'Once de Mayo', el primero de los laúdes de regatas del Mar Menor.
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La cifra 28 a 38 palmos medían los laúdes de pesca, frente a los 42 palmos de los deportivos.
El 'Once de Mayo' volvería a vencer años después y aún navega por el Mar Menor junto a la treintena de laúdes supervivientes de los siglos XIX y XX. «Mi padre quería mucho al 'Once de Mayo'», cuenta Francisco Javier Olmos, heredero de esa pasión por navegar que cultivó la saga de pescadores alcazareños Los Luisos. Hasta el punto que Paco ha dedicado casi toda su vida a recoger la cultura pesquera y navegante del Mar Menor, condensada en una colección de libros imprescindibles para los amantes de la laguna. Ahora se propone crear la Federación de Laúdes de Vela Latina del Mar Menor, proteger la flota centenaria y recuperar las regatas, más como tradición cultural que como competición. Cuenta con el ingeniero naval Víctor Moreno, autor de 'Velas blancas'. «Desde que la práctica de la vela latina se declaró Bien de Interés Cultural Inmaterial lo hemos puesto de moda. Es un deporte autóctono del Mar Menor, saludable para sus aguas e integrador de mujeres y hombres en las tripulaciones», afirma Moreno.
Desde 2016 llaman al viento con un circuito con etapas que involucra a todos los municipios costeros y, aunque la epidemia lo ha frustrado este año, tratan de organizar la del 25 de agosto en Los Nietos y la del 12 de octubre en Los Alcázares.
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A contracorriente
Con suerte será posible ver inflarse las velas del legendario 'Once de Mayo', aunque cada uno tiene su historia. El 'Virgen de la Asunción', de Los Luisos, un fino laúd que llevó a la patrona durante años en procesión. El 'Flor de Mayo', emblema de Los Nietos y protagonista en la película 'Cartas de Sorolla' junto al 'San Rafael', que vino de la Mar Chica en un barco de vapor. Su gemelo cayó descuajado en el muelle.
Este propósito romántico lucha a veces contracorriente. «No me dejan ni amarrarlo en el muelle de La Ribera», lamenta Antonio Lorente, dueño del 'San Antón', una reliquia de 1916 que fue barco correo en la laguna llevando medicinas y suministros por las orillas. «Son barcos muy bien hechos, que te permiten navegar con cualquier corriente. Colón se llevó uno a América porque la vela triangular te sirve contra el viento», explica el experto.
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«Es un deporte autóctono del Mar Menor y saludable para sus aguas», afirma Víctor Moreno
Con ráfagas de brisa y nostalgia 'vuelan' laúdes como 'La Conchita' (1887), propiedad de Ignacio Barnuevo, bisnieto del fundador de La Ribera. «Tiene mil recuerdos de infancia, de cuando íbamos a La Manga a bañarnos y el marinero soplaba la caracola para avisarnos del caldero», cuenta. Su tío Salvador decidía qué vela usar según el viento. «Cuando eres pequeño, esas velas te parecen el cielo», asegura el navegante, para quien «'La Conchita' es la libertad de la vela latina».
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