cLAIRE uNDERWOOD
Murcia
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Sábado, 12 de agosto 2017, 21:03
Secciones
Servicios
Destacamos
Murcia
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Sábado, 12 de agosto 2017, 21:03
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Por primera vez me siento atraído por una mujer. Y esto es un sinvivir. Soy un azogue. Mi familia está preocupada. Una desazón terrible me está tomando por dentro, y no hay nadie que me haya hablado de un remedio. ¡Solo me ofrecen venenos! Ella es un demonio, pero es tan talentosa y práctica, tan magnífica en su compostura, que no puedo dejar de quererla. No llega a ser tan petimetre como Carla Bruni en las escalinatas de la Zarzuela, pero por ahí van los tiros. Qué le vamos a hacer. He caído en los brazos de una 'femme' fatal. En la intimidad es maniobrera y temible, y ante el público se muestra cándida y correcta. Claire Underwood es uno de esos caracteres que recordaremos por mucho tiempo. Porque es la definición de una personalidad túrbida, incluso sospechosa de casi todo, pero a la vez es pura seguridad, arrolladora y seductora, además de un prototipo de obstinación. Lo que quiere lo consigue. En la ficción ('House of Cards') es la primera dama de los Estados Unidos y soporta a un tipo maquiavélico, Francis Underwood, presidente de rebote, otro que tal baila. Uña y carne son los dos con un propósito: mantenerse en lo alto de la política, y conseguirlo a toda costa, pasando por encima de quien sea, y como sea. Pero siempre juntos. Aunque abracen a otros amantes, aunque sean, como hoy dicen, pareja abierta que tolera hasta lo intolerable. «Amo a esa mujer. La amo más de lo que los tiburones adoran la sangre». Eso dice él. La hipocresía de la política está perfectamente reflejada en esta serie. Veo en ella a hombres y mujeres conocidos, con los que hablo y me doy la mano y pongo a menudo las dos mejillas. Ahí fuera hay mucho de telerrealidad, de apariencias (postureo postmoderno), de esfínteres descontrolados y de chaladuras, por qué no. Porque el mártir se hace. Porque nada es gratis. Porque es más fácil que nunca desafiar y ser retado. Porque el éxito es, como alardean los Underwood, una mezcla de preparación y suerte. «Porque la justicia no existe: solo partes satisfechas». Señor, ten piedad de nosotros. Sobre todo de los periodistas que somos apetitosa carne de perro.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.