Salmerón regresa al UCAM, un equipo que tiene prohibido volver a fallar

Es práctico. No es un entrenador que haga un fútbol brillante y que apueste por el juego de toque, pero sus equipos son duros y competitivos. Si algo tiene José María Salmerón (Almería, 53 años) es que hace a sus jugadores fiables y contundentes, y siempre los acerca al objetivo más ambicioso.

Salmerón es el mejor entrenador que podría tener el UCAM para el reto de la próxima campaña: subir a Segunda División o, como mal menor, quedarse con uno de los 40 billetes que darán acceso a la nueva Liga Pro o Élite, que acercará a sus participantes a un solo paso del fútbol profesional.

La llegada del entrenador almeriense hará que el banquillo universitario no sea otra vez el objeto de todas las miradas, el primer punto al que agarrase para cortar por lo sano una mala racha. Un foco de dudas constante. Salmerón llega con crédito bien ganado, con el aval de haber ascendido a este club a Segunda en 2016 y con todos los poderes para construir, junto a Pedro Reverte y la secretaría técnica, la mejor plantilla posible para cumplir una misión ineludible.

Seguramente Salmerón querrá tener un plantel con menos defectos que el de las pasadas campañas en el UCAM, con jugadores que no se comprometieron con el club ni con su intención de volver al fútbol profesional. Cualquiera de las tres anteriores plantillas, tras el regreso a Segunda B, tenía potencial para jugar el 'playoff', pero ninguna tuvo al mando un entrenador que saca tanto rendimiento a sus jugadores y que, lejos de asfixiarlos con conceptos y dibujos tácticos, se losmete en el bolsillo con trabajo.

A este técnico, tras un año convulso en Burgos, donde había enderezado el rumbo de una plantilla millonaria que cuando llegó el parón por la pandemia marchaba en clara línea ascendente, también le vendrá bien trabajar en un club como el UCAM, donde volverá a ser el jefe. Aquí le respetan.

Salmerón se convirtió, precisamente, en un técnico cotizado en Segunda B tras llevar al UCAM a Segunda. Después, a pesar de que no pudo estabilizar a los azulones en el fútbol profesional, enderezó al Murcia de Raúl Moro y Deseado Flores, que a pesar de tener un buen plantel fue víctima de los movimientos tectónicos en el palco y de la aparición de elementos desestabilizadores como Mauricio García de la Vega y los Gálvez.

Eso sí, después, y con un Recreativo de Huelva 'low cost', que había salvado la categoría por los pelos solo unos meses antes, hizo campeón a otro vestuario comprometido. La misma misión que tendrá desde hoy en un UCAM que no puede fallar más.