Una mujer se ducha en una imagen de archivo. Fotolia

Una dermatóloga explica cómo debe ser una ducha «ideal»

Este es el tiempo, la temperatura del agua y las zonas que hay que enjabonarse

Ana de Dios

Jueves, 23 de mayo 2024, 08:54

Darse una buena ducha después de haber hecho deporte o simplemente después de un largo día para relajarse es uno de los pequeños placeres que hay en la vida. Sin embargo, aunque estamos acostumbrados a darnos una ducha diaria y mantener una buena higiene es fundamental para evitar infecciones o enfermedades y el mal olor, los expertos también alertan de que hacerlo de manera excesiva no es bueno desde el punto de vista dermatológica. Esto puede provocar daños en la piel, picores o reacciones alérgicas debido al desequilibrio de la microbiota cutánea.

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Aun así, no hacerlo todos los días, puede hacernos sentir sucios, por ello la dermatóloga Ana Molina (@dra.anamolina en TikTok) ha explicado cómo es una ducha ideal que no daña demasiado la piel: la temperatura del agua, el tiempo o las zonas que sí es necesario enjabonarse.

Cómo es la ducha ideal

Lo primero que señala esta experta es que el número «máximo» de duchas recomendadas al día es una, sí que podemos hacer una excepción «en el caso de clima caluroso o mucho deporte», en este caso sí podrías hacerlo dos veces en una misma jornada. En cuanto al tiempo que es aconsejable pasar bajo el agua, «no debe sobrepasar los cinco minutos ni los 95 litros de consumo diario». Esto no es solo para bueno para la piel, sino también para el medio ambiente, para reducir el consumo de agua.

En cuanto a la temperatura, lo ideal es que este a unos 33 grados o lo más cercano a la temperatura de la piel, ya que el agua muy caliente puede ser «deslipidizante», es decir, quita la grasa natural que se forma en la superficie de tu piel. También hay que prestar mucha atención a los geles que utilizamos y a sus ingredientes: «Tiene que ser respetuoso, que no se cargue la barrera lipídica y con un pH en torno a 5».

Otro de los errores que esta dermatóloga señala que cometemos es enjabonarnos todo el cuerpo. Lo mejor es solo hacerlo en aquellas zonas «que producen más olor», como la cara, las axilas, los genitales o los pies, mientras en el resto del cuerpo, dejar que la espuma pase por él será suficiente.

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El uso de la esponja también está muy cuestionado. Para muchos, utilizarla es sinónimo de limpieza, pero según señala esta doctora y cómo ya argumentó el farmacéutico Álvaro Fernández hace unos meses, estos objetos pueden provocar la irritación de la piel. Además, al estar húmedas continuamente y albergar células muertas, favorecen la proliferación de bacterias.

Por último, a la hora de secarnos, tampoco hay que ser demasiado agresivos. También es recomendable, después de salir de la ducha, utilizar una crema hidratante o aceite.

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