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Los monos han sembrado el pánico en la ciudad india de Shimla, al norte del país. Afp
El terror de los monos

El terror de los monos

En la ciudad india de Shimla. 130.000 simios mantienen bajo férreo acoso a la antigua capital de verano de la época colonial británica: atacan a lugareños y visitantes y han llegado a causarles heridas

Bhuvan Bagga

Sábado, 31 de octubre 2020, 00:20

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Durante el estricto confinamiento nacional que rigió de marzo a junio, la mayoría de los macacos abandonaron la ciudad de Shimla, famosa por su estación de montaña con edificios victorianos refinados en las estribaciones del Himalaya, para partir en busca de alimentos a las zonas rurales circundantes. Pero, después de la flexibilización de las restricciones, han regresado. Medio centenar de grupos de monos hambrientos han desembarcado de nuevo en Shimla lanzándose al acoso, robándoles bolsas de comida y mordiendo a los transeúntes. Shimla, ciudad de 160.000 habitantes al norte de India, atrae a los turistas, sobre todo en verano para escapar al calor, pero también a los monos que se deleitan con los residuos que dejan de hamburguesas o pizzas.

Nand Lal, de 46 años, muestra las heridas que le causaron unos monos en plena calle. «Pasaba frente a un grupo de monos cuando el macho dominante me atacó de repente y otros tres se le unieron. Afortunadamente agarré un palo y pude hacer que se fueran. Tengo moretones por toda la cabeza y la cara. Sangraba por una mordedura en la espalda», cuenta el percance por el que tuvo que recibir varias inyecciones antirrábicas.

«La gente tiene mucho miedo y no sabe qué hacer», afirma Kuldeep Chand Sood, antiguo juez de la Corte Suprema ya retirado, mostrando el hueco que le dejó en su pierna la mordedura de un mono cuando estaba sentado en su terraza. «Estaba leyendo cuando un gran mono me atacó de repente», contó a AFP. En su barrio de Sanjauli, muchas casas protegen sus terrazas y ventanas con rejas. Los monos no dudan en acceder a las viviendas, llegando a vaciar los frigoríficos.

Los basureros desbordados frente a los hoteles y restaurantes también les atraen, explicó Rajesh Sharma, funcionario a cargo del medio ambiente en Shimla. Con la mejora del sistema de recolección de desechos, «los monos tienen más problemas, pero sus hábitos siguen siendo los mismos. Arrancan de las manos todo lo que ven». Y si no encuentran nada, «muerden», agregó.

Incluso a los visitantes que admiran el templo de Jakhu, dotado curiosamente de una de las más grandes estatuas del dios mono Hanuman que hay en el país, les roban sus gafas o todo lo que brilla. Y cuando no atacan, los más de 130.000 monos estimados en el Estado comen o destruyen las frutas y las cosechas en los campos, causando cada año millones de dólares de pérdidas.

Venerados en este país mayoritariamente hindú, los monos son declarados ahora como animales nocivos por el gobierno, susceptibles de ser eliminados. Pero no se ha iniciado ninguna campaña oficial de exterminio, aunque los campesinos han envenenado ilegalmente a cientos de animales. En Shimla, como en otras ciudades del Estado, las autoridades iniciaron una campaña de esterilización de monos: 157.000 han sido esterilizados en cinco años. «La esterilización es el único medio de controlar esta población», explicó Pooja Kanwar, un especialista del centro de esterilización de monos de Shimla. Pero los monos se acostumbran a las tácticas para atraparlos con bananas o pan dejados en una jaula.

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