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Un perro es más listo que un niño de tres años

Un perro es más listo que un niño de tres años

Los últimos análisis de los cerebros caninos muestran muchas similitudes con los de los humanos. Ellos también saben contar, quieren a sus amigos e incluso identifican palabras

FÁTIMA URIBARRI

Martes, 21 de noviembre 2017, 10:31

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Callie, mezcla de terrier y raza desconocida, de tres años de edad, se queda muy quieta mientras el escáner fMRI de resonancia magnética funcional analiza las reacciones de su cerebro ante diferentes estímulos. Su quietud le ha costado al neurocientífico Gregory Berns meses de adiestramiento. A Callie la conoció en un refugio cuando ella tenía nueve meses. Berns la adoptó y decidió que fuera la protagonista de sus nuevas investigaciones. Su propósito es demostrar científicamente que los perros sienten alegría, empatía, curiosidad, que de verdad entienden lo que se les dice e incluso averiguar qué están pensando.

«Podemos ver cómo reaccionan partes específicas del cerebro de los perros ante recompensas como la comida o la interacción con un humano y deducir cuánta de su motivación procede, en realidad, de cada tipo de recompensa», proclama Berns, que lidera un equipo de investigadores de la Universidad de Emory, en Atlanta (Estados Unidos).

Sus pruebas muestran, por ejemplo, cómo se refleja en el cerebro canino la alegría por encontrarse con su amo. A Callie le hicieron llegar el olor de Berns y su emoción quedó patente en los aparatos de neuroimagen.

El escáner ha descubierto que los perros son capaces de distinguir lo que les decimos, independientemente del tono en el que se lo decimos

También un equipo de la Universidad Eötvös Loránd de Budapest ha entrenado a un grupo de golden retrievers y border collies para estudiar sus cerebros en un escáner fMRI. Una de sus cuidadoras los felicitaba con las palabras habituales utilizadas por los dueños de los animales, ‘bien hecho’, ‘muy listo’, ‘eso es’. Combinaban estos elogios con palabras neutras del tipo ‘todavía’ o ‘sin embargo’, palabras que los investigadores creían que no tenían significado conocido para los perros. Cada perro escuchó todos esos términos en dos tonos: neutral y de felicitación. Los investigadores vieron en las imágenes de actividad cerebral su reacción ante las palabras de ánimo y recompensa incluso cuando las escuchaban en un tono apagado y neutral y comprobaron que ante los elogios reaccionaba su hemisferio izquierdo, como en los humanos. El tono o la emoción en pronunciar las palabras se percibía en las regiones del cerebro destinadas a la audición en el hemisferio derecho, igual que sucede con el cerebro humano. Los animales desligaron la palabra del entusiasmo con el que se pronunciaba. La distinguieron.

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