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Fotografía: Pepe H. / Tipografía: Nacho Rodríguez
Que pase el siguiente

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Una palabra tuya ·

Mientras una científica ha sido detenida por presunta estafa a sus pacientes, investigan a una magistrada por lucrarse como vidente

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Martes, 5 de junio 2018, 14:05

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He aquí que Almudena Ramón, una conocida científica a la que mucho mejor que usted y yo no hayamos conocido hasta ahora, cuando se ha convertido en noticia para mal y con el efecto pernicioso de que van a conseguir, entre unos sinvergüenzas y otros, que no nos fiemos ya ni de la madre que nos parió, que en gloria esté, ha sido detenida por la Guardia Civil, a la que no le dan ni un minuto de tregua, por haber estafado presuntamente, y puede que también incluso como consecuencia de sentirse poseída por un espíritu maligno que hacía con su voluntad lo que le daba la gana -algo que es muy propio de los espíritus malignos-, la friolera de un millón de euros; eso sí, repartidos entre más de cien personas que -presuntamente- no solo han sido desposeídas fraudulentamente de su dinero, sino también de sus ilusiones y esperanzas en recuperar la salud perdida, el bienestar dañado, una vida sencillamente normal, un presente y futuro sin dolor y, de paso, buena parte de su confianza en sus semejantes, que a veces dan asco.

Con sus -presuntos- falsos tratamientos para curar lesiones medulares, con las que nadie debería jugar, pero menos todavía enriquecerse de un modo tan deleznable, Almudena Ramón, de la que por lo visto tanto se venía hablando desde el año 2000, por sus avances en pos de lograr devolver la movilidad a ratas parapléjicas, ha conseguido otra vez estar de plena actualidad: por su -presunto- comportamiento rastrero. Son noticias que indignan y entristecen. Entre las personas que se pusieron en sus manos, confiadas, vulnerables, quizá confundidas y también esperando uno de esos milagros que todos anhelamos alguna vez que lleguen, sobre todo cuando quienes sufren una dolorosa enfermedad son las personas a las que amamos, había cuatro menores de edad. A ver: cómo hasta ahora no se le ha caído -presuntamente- la cara de vergüenza, es una incógnita digna de otra investigación científica.

No es la detenida una científica cualquiera, las cosas claras. Con prestigio internacional en el campo de la regeneración de lesiones medulares, que según parece compatibilizaba con lesionarse ella misma su propia conciencia, y su ética personal y profesional, ha ocupado cargos de responsabilidad -¡responsabilidad!- en destacados centros de investigación. Y como por lo visto no va con ella mantener el anonimato durante mucho tiempo, llegado 2007 denunció al Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) por, ¡atención!, «un supuesto delito contra la propiedad intelectual, trato degradante, coacciones, apropiación indebida y falsedad». Todo ello cuando había empezado una investigación con primates, a los que está claro, y por tanto no hay que volver a decir 'presuntamente', que no les estafó el bolsillo. Paciencia, todo llegará.

Fotografía: Pepe H. Tipografía: Nacho Rodríguez

Hace ya tiempo que hizo público que estaba aplicando su «terapia regenerativa medular» en pacientes españoles; según informó, tras los buenos resultados obtenidos en un bombero, en este caso polaco, que había sufrido una lesión en su médula espinal y que, al parecer sin tener la cabeza hecha una jaula de grillos, como sí le pasa al bombero de 'La cantante calva' de Ionesco, aseguró que había logrado volver a caminar. Como Lázaro, pero sin intervención divina.

La investigación contra ella arroja datos escalofriantes, como que con el mensaje de «ahora o nunca» se chantajeaba, presuntamente, a los pacientes, a quienes «aplicaban masajes terapéuticos y administraban productos homeopáticos», que como todo el mundo que todavía conserva la sensatez sabe, no es que hagan daño, pero tampoco sirven para nada; ¡por favor! La operación la ha llevado a cabo la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil de Valencia. Pero si acaso Almudena Ramón quisiese acudir para conocer su futuro a alguna tarotista-vidente «con gran experiencia», por el módico precio de 20 euros, puede ponerse en contacto con María Jesús García Pérez, magistrada del juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de Galicia, que precisamente está siendo investigada por dedicarse a echar las cartas del Tarot, en plan negocio de andar por casa, porque a ella el mundo la hizo así de (a)divina. Que se vaya salvando quien pueda, ¡avisado queda!

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