Este es el motivo por el que al Coliseo de Roma le falta parte de su construcción
Esta es la explicación de la ausencia de la parte sur de uno de los patrimonios más importantes de Roma
MARIO COLLADOS LORENTE
Domingo, 6 de marzo 2022
Se trata de una de las paradas indispensables si se viaja a Roma. Millones de turistas, e incluso los propios habitantes de la ciudad, continúan quedando fascinados ante tal edificación. El Coliseo, también conocido como el Anfiteatro Flavio, ya que fue Tito Flavio Vespasiano el emperador que comenzó su construcción en torno al año 71 d.C., fue inaugurado en el año 80 bajo el reinado de su hijo Tito. No obstante, fue el emperador Domiciano quien culminó las obras en el año 82, añadiéndole un último piso.
Este gran monumento, que podía albergar hasta 50.000 espectadores estaba organizado en cinco niveles, en función de la clase social de los asistentes: cuanto más cerca se estuviera del ruedo, mayor era el rango al que pertenecían, siendo el emperador, obviamente, la más altiva de las personalidades. Asimismo, en esta estructura radial se llevaron a cabo distintos encuentros sangrentados traducidos en combates, como los juegos entre gladiadores y las simulaciones de caza de animales feroces y exóticos, con el objetivo de mantener al pueblo romano entretenido.
A pesar de que esta envidiable obra lleva a sus espaldas más de 1.900 años, el paso del tiempo no perdona y, actualmente, se puede observar como la construcción ha perdido casi en su totalidad la parte sur, lo que la hace aún más característica si cabe. Estos son los factores que promovieron que el Coliseo luzca así hoy en día y, posteriormente, se transformara en un lugar que desempeñara unas tareas totalmente diferentes.
Los terremotos, los culpables
Realmente, los seísmos no fueron los únicos culpables de su deterioro. En los sótanos del Coliseo, donde se realizaban todos los preparativos para ejecutar los espectáculos, abundaban materiales como las cuerdas y la madera de los montacargas, que originaron un incendio en el año 217, produciendo así unos desperfectos de alta gravedad que abarcaron toda la edificación.
Sin embargo, los movimientos sísmicos fueron los mayores responsables. Cuatro fueron los terremotos que sacudieron el anfiteatro: en el año 433 fue el primero, que, presuntamente, produjo tales estropicios que sus obras de reparación duraron 25 años; en el 801 y 847 también hubo nuevos movimientos, aunque no tan crueles; y los últimos, en el año 1349, fueron los más duros de todos, originando el derrumbamiento de la zona meridional.
La obligada nueva cara del Coliseo
Los juegos de gladiadores cayeron en desuso desde el siglo VI, y, teniendo en cuenta también los desperfectos creados por los seísmos, el Coliseo tuvo que cambiar de disfraz para poner en marcha otras labores que incrementaron su decadencia. Comenzó a ser empleado como basurero y cantera de la que se extraían piedras, a modo de materiales para la construcción de otras edificaciones en Roma, entre las que se encuentra la Basílica de San Pedro. Además, en los siglos XVII y XVIII los Estados Pontificios reivindicaron su valor religioso, cuestión que ha perdurado hasta hoy en día, ya que el Papa sigue celebrando un 'Viacrucis' (prácticas de oración) alrededor del anfiteatro todos los Viernes Santo.