Estos son los fenómenos meteorológicos más raros
La Aemet explica algunos de los más extraños, estén esclarecidos o no por la comunidad científica
mario collados
Jueves, 17 de marzo 2022, 01:48
Después de que los cielos de la Región de Murcia quedaran cubiertos por el color anaranjado producido por la calima estos días, muchas personas comenzaron a preguntarse acerca de la variedad de fenómenos meteorológicos que se pueden dar en el firmamento y cómo de extraños pueden llegar a ser. Los hay que son más que conocidos por el público, como pueden ser el arcoiris, una aurora boreal o un tornado, y también existen los que pueden llegar a ocasionar pavor en aquellos que lo asistan. Así, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) redactó un escrito en el que explica los fenómenos meteorológicos más raros registrados hasta el momento con todo el detalle posible.
Los tres soles
Se trata de un efecto óptico por el cual, en ciertos lugares, al amanecer, se pueden ver en el cielo 'tres soles' que ascienden juntos durante unos minutos. Este hecho es conocido por los científicos como 'parhelio', un fenómeno asociado a la reflexión y/o refracción de la luz solar que se produce cuando hay una gran cantidad de partículas de hielo en las nubes 'Cirrus' (de escasa densidad); condiciones meteorológicas muy parecidas a aquellas que pueden dar como resultado un anillo que rodea al sol. Por este motivo, no es imposible que se puedan dar juntos sendos fenómenos.
Los tres soles son más fáciles de ver en países fríos, como los escandinavos, y en las temporadas de muy bajas temperaturas pueden venir acompañados de un círculo luminoso, el 'círculo parhélico'. De modo contrario, existe un fenómeno antónimo a este, pero bien similar: consiste en la posibilidad de ver tres lunas, también bautizado como 'paraselene'.
La nube 'morning glory'
La 'nube de gloria por la mañana' o 'nube enredadera' se trata de una formación nubosa en forma de rollo que puede llegar a tener 1.000 kilómetros de largo, 1 o 2 de altura y se desplaza a una velocidad de unos 60 km/h. Es una especie de onda solitaria, con una sola cresta, que no cambia de forma mientras avanza a una celeridad constante y en la que, en la parte delantera, el aire sufre fuertes movimientos verticales, mientras que, en la parte media y trasera, se ve obligado a descender.
Esta extraña nube es típica de ver los meses de septiembre y octubre en el golfo de Carpentaria, al norte de Australia, una península del tamaño justo como para que las brisas marinas que la rodean choquen sobre ella y obliguen al aire a ascender; después, al enfriarse por la noche, el aire desciende al tiempo que sigue sufriendo el empuje de la brisa. De esta manera, se genera una especie de ola que solo resulta visible si el vapor de agua del aire que hay en ella se condensa, por lo que, además del resto de condiciones, también ha de haber una humedad suficientemente alta. Asimismo, el pueblo de Burketown es el mejor lugar del mundo para disfrutarlas, pues, aparte de su espectacularidad, son perfectas para hacer parapente o ala delta.
La nieve rosa
La explicación de este fenómeno tiene la firma de 'Chlamydomonas nivalis', una microalga la cual sobrevive sin problemas en zonas con temperaturas extremadamente bajas y una concentración de oxígeno también mínima, tal y como ocurre en la alta montaña. De este modo, la Aemet desmiente que su aparición tenga que ver con la contaminación y, además, confirma como «absolutamente cierto» el hecho de que, si se funde este tipo de nieve da como resultado un líquido de color rosáceo intenso, muy semejante a un zumo de frutas y que sabe a sandía.
Curiosamente, es tal la predisposición por el frío de estas algas que, cuando llega la primavera y, por tanto, la radiación solar es mayor, se sienten atacadas y no dudan en defenderse emitiendo una gran cantidad de esporas, que tienen un pigmento de color rosáceo, con las que bloquean los rayos procedentes del sol del mismo modo que lo haría un protector solar. Esto conlleva que la nieve, en determinados lugares y épocas puede adquirir un color rosáceo, más intenso aún cuando se pisa, por una simple cuestión de supervivencia.
El rayo globular
Sin lugar a dudas, es uno de los fenómenos más espectaculares y, a su vez, más aterradores. También conocido como centella, está relacionado con las tormentas y, a día de hoy, no está totalmente explicado por la comunidad científica. Estos rayos, que lo mismo flotan en el aire como pueden deslizarse en él, son más persistentes que uno común y tienen una apariencia esferoidal, con un tamaño entre los 10 y los 40 centímetros y brillan de una forma constante y uniforme, además de poder verse también durante el día.
Aunque son poco caloríficos, estos rayos son capaces de provocar daños a su paso como quemaduras, agujeros en muros o la evaporación de agua o de metales. Por otro lado, pueden manifestarse en distintos colores (rojo y amarillo, como azul, verde o negro) y venir acompañados de un sonido similar a un zumbido o ser completamente silenciosos. Lo que también se conoce es que su olor es una mezcla de ozono, azufre y óxido nítrico. Además, se pueden dispersar, ser absorbidas o desaparecer tras una 'explosión' capaz de causar daños materiales y víctimas.
No obstante, lo más extraño de este fenómeno corresponde al modo en que se mueve, ya que puede estar inmóvil o desplazarse aleatoriamente, al igual que puede seguir una ruta espiral o vertical, aunque la más común sea la horizontal y cerca del suelo. Por otro lado, al asociarse con las tormentas eléctricas, son más frecuentes en verano, entre el mediodía y la media tarde, antes o después de la caída de un rayo, pero no siempre. Asimismo, la Aemet señala que el rayo globular es el único de los citados que puede ser visto en la península ibérica.