Los consejos de la AEPD a los padres a la hora de regalar el primer móvil a sus hijos

Los móviles se han convertido en una extensión más de las personas. Esos pequeños dispositivos que, en un principio, se utilizaban para llamar por teléfono, mandar mensajes y poco más, ahora permiten realizar compras, trámites y se han convertido en una de las principales fuentes de entretenimiento. Esta digitalización también ha llegado a los más pequeños de la casa, por ello es común que pidan un teléfono. Sin embargo, debido a su corta edad, esta herramienta, que puede ser de gran utilidad para los padres, pues les ayudará a tenerlos localizados en caso de emergencia, puede ser un arma de doble filo por las amenazas que pueden encontrar en internet.

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) ha dado una serie de consejos que pueden servir a los progenitores a la hora de regalar su primer móvil a sus hijos. Lo cierto es que no hay consenso entre los expertos sobre cuál es la edad adecuada, pero lo más usual es que los pidan sobre los 12 años, coincidiendo con la adolescencia.

La Agencia ofrece 'La Guía que no viene con el móvil', un decálogo elaborado junto a UNICEF que incluye recomendaciones de basadas «en el diálogo, el acompañamiento constante y la transmisión de valores e información útil para tratar de que niños y adolescentes hagan un uso lo más responsable posible de esta tecnología».

Un 'smartphone' no deja de ser un ordenador, por lo que la AEPD aconseja «supervisar y poner límites», para que el teléfono no invada el tiempo de otras actividades como los deberes, hacer ejercicio, dormir, jugar o relacionarse en persona. De hecho, existen 'apps' de control parental que pueden ayudar, pero también avisa de que «el bloqueo excesivo puede resultar contraproducente».

También es importante explicarles los peligros que pueden encontrar en este entorno y ayudarles a configurar su perfil. Por otro lado, las amistades que tengan en redes sociales deben ser conocidas por sus padres, al igual que es importante explicarles las consecuencias que puede conllevar si envían o publican contenido delicado, «así como de la necesidad de pararse a pensar antes de hacerlo, y si aparecen otras personas en esas fotos o vídeos, asegurarse de que están de acuerdo».

El uso de redes sociales puede afectar a su bienestar físico y mental, por lo que señalan que «es crucial prestar atención a sus emociones y, en especial, a cambios de humor o reacciones fuera de lugar tras períodos de uso intensivos», ya que estos comportamientos pueden revelar «la existencia de otros problemas que, si bien pueden no estar causados por la tecnología, se manifiestan a través de su utilización».

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