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la verdad
Jueves, 1 de enero 1970
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Los conductores no prestamos atención al mantenimiento de nuestro vehículo hasta que este nos avisa de un problema o hasta que tenemos que acudir a la Inspección Técnica de Vehículos (ITV). Sin embargo, debemos controlar el buen estado de cinco líquidos que son fundamentales para garantizarnos un buen viaje.
Este líquido lubrica y protege el motor del desgaste ante la fricción de sus componentes. Además, un buen aceite reduce el consumo de combustible y las emisiones de CO2 y gases contaminantes.
Hay que cambiar el aceite siempre que lo indique el fabricante y revisar su nivel, al menos, una vez al mes o antes de emprender un largo viaje. Será necesario, en muchos casos, sustituir el filtro y consultar el libro de mantenimiento para saber cuando hacer lo mismo con el resto de ellos (habitáculo, aire y combustible).
Gracias a este, se absorbe todo el calor del motor y se expulsa a través del radiador. Hay que revisarlo con el motor en frío frecuentemente y no dejar nunca que alcance niveles muy bajos.
La distancia de frenado depende de este componente. Hay que chequearlo varias veces al año y, obligatoriamente, cada 10.000 km. Se recomienda consultar el manual de mantenimiento para conocer la norma de líquido de frenos que debe aplicarse.
La visibilidad a la hora de conducir se verá comprometida si no revisamos este líquido periódicamente. Es necesario en días de lluvia, cuando la luna delantera está sucia o cuando el sol da de frente.
Sólo se comprueba en el caso de que el vehículo tenga dirección asistida hidraúlica o electrohidráulica. No es necesario en los coches de dirección eléctrica. La revisión debe producirse una vez al año.
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