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El Encuentro es un acto que despierta gran devoción. Antonio López.
La Ñora se rinde ante  la magia de sus pasos

La Ñora se rinde ante la magia de sus pasos

Once hermandades ocuparán calles y plazas para mostrar la devoción de la pedanía

JOSÉ BELTRÁN.

La Ñora

Jueves, 11 de abril 2019, 01:27

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Olor, color, música y silencio se irán mezclando en las tortuosas calles de La Ñora, traspasando puertas y colándose entre ventanas, inundando espacios y rincones inimaginables. Once Hermandades estarán en la calle durante seis días. El programa de la Semana Santa comienzó con la presentación de cartel y la anunciación de la nazarena de honor, nombramiento que ha recaído en Bernanda Gómez Hellín. Este año, el cartel es obra del fotógrafo Kiko Asunción y corresponde a San Juan Evangelista. Por su parte, el pregón de las fiestas lo realiza Alberto Castillo Baños y es Antonio Liza el cofrade de honor.

La imagen de la Patrona, la Virgen de Nuestra Señora del Paso, permanecerá en la parroquia, donde se realizará un solemne septenario en su honor. En la noche del Viernes de Dolores vuelve a su ermita, en rezo del Vía Crucis, junto a la imagen de Nuestro Padre Jesús. El Domingo de Ramos, por su parte, se bendecirán palmas y olivos y se procesionará desde la ermita hasta la iglesia.

El Sábado de Pasión, la Hermandad del Silencio procesionará con el Cristo de las Penas. En la víspera del Domingo de Ramos, y cuando el sol de la tarde todavía calienta, ya despojado de sus vestiduras, le traerán. Impresionante y dramática es la talla del Cristo de la Penas. Una aportación de compromiso en tiempos de duda.

El Martes Santo desfilará por las calles la Hermandad de la Misericordia con sus dos titulares. En la noche del Miércoles Santo saldrán a la calle seis hermandades: la Flagelación, San Pedro, Nuestro Padre Jesús el Nazareno, la Mujer Verónica, San Juan y la Virgen de la Esperanza. Se emocionará la gente en las calles el Miércoles Santo, cuando la Flagelación romperá con sus impresionantes tallas la noche nazarena. Abrirá la procesión el paso nazareno y huertano.

San Pedro, de rodillas y descalzo paseará cuesta arriba y en cada parada del camino observará los rostros ausentes, que ya no volverán, y los retoños infantiles que ocuparán el camino. En silencio pasarán los nazarenos con Nuestro Padre Jesús. Por su parte, antigua entre las antiguas, vendrá la verdadera imagen de Cristo en las manos de la mujer Verónica.

El siempre joven discípulo, el que sabe estar, el querido, el San Juan de La Ñora, mostrará su determinación de estar señalando el camino a seguir. Detrás llegará la Virgen de la Esperanza, siempre rodeada de gente buena, siempre callada y siempre querida. Por último, las principales calles se tornarán oscuras y silenciosas al paso del Cristo del Silencio. Cuando en la noche brillen los cirios, en ese silencio solo se escuchará al Cristo.

Al día siguiente, la noche del Jueves Santo, La Ñora se estremecerá ante el Cristo del Silencio, que gritará callado. En el Viernes Santo procesionarán cinco hermandades: Nuestro Padre Jesús con el paso de la Santa Cruz, el Santo Sepulcro, Santa María Magdalena, San Juan y la Virgen del Paso. Viernes de Pasión, día de muerte y luto, de sudario y dolor, de soledad y Misterio. La Cruz, la Santa Cruz, abrirá como una guía la noche más triste. Todo lo representa, todo lo sostiene. Sin Cruz no hay nada.

Ya descansará, muerto, el Cristo. El Santo Sepulcro lo velará y acariciará con sus frías piedras la piel ya ajada del nazareno. Cuánta soledad y cuánta paz. Fuera habrá miedo, llanto y desesperanza. Santa María Magdalena, mujer entre las mujeres. Valiente y humana.

Por su parte, San Juan reaparecerá, hecho luna llena, como discípulo amado en ese viernes tan negro como esperado. En silencio pasará la Madre del Cristo, la Virgen del Paso. Sentimiento y pasión ñorera. Sus estantes, llevándola, rezarán. La luna y las estrellas, negro sobre blanco, caminarán junto a la reina y madre, la más guapa entre las guapas.

Para cerrar estas fiestas llegará la 'Madrugá' del Domingo de Resurrección. Al terminar el día enmudecerá el silencio y la noche se hará luz y el crepúsculo parirá a la aurora. La mañana de Resurrección en La Ñora es un privilegio heredado. La ermita se desnuda de negro y se viste de blanco, y en acto de júbilo estallarán en danzas el Resucitado, San Juan y la Virgen de Gloria.

Día especial y muy querido en la Ñora, tras el encuentro en la ermita, y tras la misa al aire libre de la mañana, la procesión recorrerá calles y plazas en un río popular de nazanería. Para finalizar, el encuentro seguirá siendo una caja de sorpresas a pesar de los años. Un lujo no solo cuidado sino mimado, muy mimado.

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