Doce miembros de la familia Melgarejo Cánovas, antes de la procesión del Lunes Santo. Verabril | Javier Carrión / AGM

 

Semana Santa de Murcia

Tradición y mucho fervor en casa de la familia murciana Melgarejo Cánovas

Tres generaciones comparten con LA VERDAD su pasión por la Semana Santa momentos antes de salir en la procesión del Cristo del Perdón

Raúl Sánchez

Martes, 4 de abril 2023, 00:06

Con enorme devoción vive la familia Melgarejo la procesión del Lunes Santo. Desde los dos años y pocos meses los cuatro hijos y los siete ... nietos de José Manuel Melgarejo y Charo Cánovas empezaron su pasión por la Semana Santa que continúa presente en todos los rincones de la vivienda con una representación del Cristo del Perdón y fotos amplias de distintos momentos en la procesión. Los prolegómenos comienzan desde el día de San José. La abuela pasa revista a cada uno para tomar las medidas y preparar sus túnicas para que estén impecables en este día tan señalado. Al mismo tiempo, la cofradía Cristo del Perdón rinde honores al abuelo, que se jubila forzosamente después de 47 años vistiéndose de 'magenta', 41 de ellos como estante del trono Jesús ante Caifás . «Aunque me retiren, muy a pesar mío, siempre seré nazareno mientras viva», cuenta José Melgarejo, quien recuerda con cariño los años que transportó el Cristo desde la casa de dos hermanas que lo custodiaban hasta la Iglesia San Antolín.

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«En nuestra familia vivimos muy a fondo la Semana de Pasión», subraya Manuel Alejandro, el primogénito y regidor mayor de su hermandad desde 2019. «En nuestro cuerpo corre mucha alegría y adrenalina», relata este padre de dos hijos, que resalta la labor tanto de su madre como la de su esposa: «Son una parte esencial del engranaje, ambas son el soporte técnico de la familia», al tiempo que cuidan todo con máximo detalle.

La hermana de Manuel Alejandro, Andrea, se viste de mantilla por segunda vez porque disfruta viendo las caras de los asistentes, después de haber salido muchos años con la tez tapada por la túnica, mientras que su otra hermana ha preferido retirarse este año por motivos de salud. Es el otro hermano, José Víctor, quien no se pierde una procesión «llueve» o «truene», afirma.

En todos los recovecos del domicilio aparece Noa, una niña de apenas 2 años y 8 meses que deja boquiabierto a todos aquellos a los que se cruza por su facilidad a la hora de hablar. Su sinceridad es máxima: «Voy a entregar muchos caramelos a todo el mundo». Javier, de 15 años, ha viajado desde Irlanda, donde está estudiando 4ª de la ESO, tan solo para acompañar a su familia y Borja, de 11 años, siente una inmensa satisfacción al acabar rendido. Nuria, de 18 años, y Ana, de 16 años, se deleitan contemplando la felicidad de los demás jóvenes cuando les entregan caramelos y a los mayores por su ternura. A Alejandro, también de 15 años, le encanta la salida de la procesión por su emotividad.

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Javier Carrión / AGM

Entre los once nazarenos se reparten unos 70 kilogramos de chuches y caramelos, además de monas y huevos. Incluso, por el camino, recargan a los más pequeños. La abuela se engalana la útima. Por ese motivo, le preguntan si va a salir: «¡Faltaba más!», suelta. Esta costumbre familiar está tan arraigada que Claudia, de 12 años, sueña con continuar el mismo camino. «Confío en salir algún día como estante en el paso de mi abuelo».

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