Las mujeres se estrenan bajo los pasos 'coloraos' seis siglos después
Raquel Galián será una de las dos estantes femeninas que debuten hoy con la Sangre: «Es un homenaje a mi padre»
Más de un cuarto de siglo ha transcurrido desde que la Archicofradía de la Preciosísima Sangre suprimiera la limitación por sexos en todos sus puestos. ... Sin embargo, si bien ha podido verse a mujeres desfilar con la túnica 'colorá' como mayordomas desde el año 2005, la hermandad penitencial más numerosa y antigua de la ciudad de Murcia no ha conocido en sus más de seis siglos de historia a un estante que no fuera hombre… hasta 2023. Porque, según confirma su presidente, Carlos Valcárcel, será este año cuando dos féminas se estrenen, al fin, portando uno de los once pasos que componen la procesión de Miércoles Santo.
«Entiendo que, por las características de este desempeño, ninguna mujer se había animado aún a solicitar esta posibilidad, pero en algún momento tenía que ocurrir; la igualdad real también pasa por normalizar esta situaciones», defiende Raquel Galián, una de las dos cofrades 'colorás' que colocarán su hombro debajo de la almohadilla durante esta Semana Santa. En su caso esta decisión llega acompañada, además, de una carga sentimental 'extra', más allá de lo que ya de por sí suscita procesionar en uno de los cortejos más icónicos de la Pasión murciana.
«Heredo el puesto de mi padre, Blas Galián, que se marchó en 2014 a causa de un cáncer fulminante con tan solo 51 años», explica Raquel, que no había reunido fuerzas aún para ocupar el lugar de su progenitor tras este duro golpe. De hecho, lo venía cubriendo un ahijado del fallecido, que este año no podía repetir en esta responsabilidad por lo que alguien debía tomarle relevo, «para mantener una tradición que ha estado en la familia desde mi bisabuelo» y para rendir un homenaje a Blas, según relata esta profesora universitaria de Lengua Inglesa de 34 años.
«El cabo de andas no pusoningún impedimento; no soy la típica chica y juego al fútbol americano», explica esta cofrade
Así, con el apoyo de su emocionada madre y de sus dos hermanas, Raquel pidió el ingreso en la Cofradía, para suceder a su padre en el lugar que este había ocupado durante buena parte de su vida bajo la imagen de San Juan. «Por suerte, a nivel de peso, mi padre no portaba el 'Lavatorio'», comentaba con humor la nueva estante, señalando, que no encontró ningún problema cuando le planteó esta posibilidad al correspondiente cabo de andas. «Es verdad que no mido 1,90, como mi padre, pero no soy una chica pequeña: mido 1,72 y juego al fútbol americano, por lo que me veo capacitada para ello», comenta Raquel, explicando, que no obstante, confía en la experiencia del responsable del paso para reubicarla.
«Además, soy novata y no cargaré de salida, sino que entraré de reserva; ya espero con el paso de los años ir amarrando la almohadilla», añade. En ese momento se podrá decir con la boca bien abierta que Raquel ocupa plenamente el hueco de su padre y que la presencia de estantes 'colorás' entra ya dentro de la normalidad.
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