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Tareas de limpieza y puesta a punto del carro de Julio César, en la nave del Paso Azul. Paco Alonso / AGM
Un engranaje perfecto

Un engranaje perfecto

Cientos de cofrades blancos y azules trabajan a destajo para preparar hasta el más mínimo detalle de las procesiones

INMA RUIZ

Lorca

Domingo, 24 de marzo 2019, 09:56

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Que las seis columnas de la vistosa carroza de Nerón reluzcan en la carrera lleva decenas de horas de trabajo. Bruñir el latón no es tarea fácil. Hay que desmontar la pesada columnata con la ayuda de una grúa, retirar los adornos, sacarle brillo al metal y volver a montar. En eso estaba ayer la comisión de carros y carrozas en la nave del Paso Azul. Dejar en perfectas condiciones la espectacular litera de Cleopatra, llena de recovecos, también les llevará muchas horas, igual que pulir y sacar brillo al triunfal carro de Julio César.

En el Paso Blanco, el de este sábado también fue un día de duro trabajo. Trasladaron toda la ropa de los cerca de 600 personajes que conforman la procesión, a pie o a caballo, desde la sede religiosa hasta la nave de la cofradía, donde cada prenda quedará colocada en sus armarios, etiquetada y dispuesta para su salida en procesión. Antes, los blancos revisaron hasta la hebilla o chapa más insignificante. Miles de piezas, muñequeras, faldillas, cíngulos, tunicelas, sandalias... todo ha pasado el control de calidad de la comisión de la casa del paso para que salga en perfectas condiciones. La comisión de la nave de la cofradía lo someterá todo a un nuevo control para garantizar la excelencia.

Las distintas comisiones de las cofradías blanca y azul están organizadas a la perfección, preparando los desfiles bíblico pasionales y funcionan como un enorme hormiguero en el que todos saben lo que tienen que hacer. Cuando faltan poco más dos semanas para el Viernes de Dolores, se suceden los ensayos de las bandas y de los costaleros de los tronos religiosos. Los talleres de bordados y de costura multiplican sus horarios y se ultiman los preparativos para la llegada de los mejores ejemplares de caballos desde distintos puntos de España, para dar la máxima espectacularidad a los cortejos. Nada se deja a la improvisación, es un engranaje perfecto.

Juan Ramón Lorente es el responsable de la comisión de la casa del Paso Blanco, formada por unas 40 personas. El trabajo no cesa. La renovación de los petrales de las caballerías que, por el uso, se encuentran en peor estado y realizar en cuero todas las piezas que lucirán los caballos que llevarán los mantos que se estrenan este año, también es tarea de esta comisión que, conforme se vaya aproximando la Semana Santa, redoblará las horas de trabajo. «No se nos puede pasar ni una cinta. El que está en el palco no se dará cuenta, pero yo sí», asegura.

La nave del Paso Azul está equipada con la maquinaria necesaria para realizar las tareas de mantenimiento de los carros y carrozas. Dedican mucho tiempo a revisar y reparar los grupos electrógenos, los frenos y las direcciones hidráulicas para evitar cualquier fallo en la carrera. Unas 50 personas forman parte de la comisión, que se acerca a las 80 en los días previos a la Semana Santa, cuando hay que multiplicar esfuerzos, explica su responsable, Miguel Comas. Los sábados son intensivos y la nave es su segunda casa. Cuenta con cocina y zona de estar donde comidas en familia y largas tertulias son también el aliciente de tantas horas de dedicación a su hermandad.

Creando escuela

En una puesta en escena tan cuidada, en los últimos años ha pasado a primer plano la caracterización de los personajes que conforman el cortejo bíblico. En eso ha tenido mucho que ver el prestigioso maquillador dominicano Lewis Amarante, que este fin de semana junto a siete maquilladores más, está formando al equipo de personas que se dedican a este aspecto de la procesión. Es la primera vez que se realiza una actividad de este tipo, el objetivo es profesionalizar, «crear escuela», explica la esteticista, Gelen Guerrero. La experiencia y creatividad del maquillador en cine y televisión, se pone al servicio de la cofradía blanca. Patrones para unificar la estética de cada grupo, marcar la identificación de los personajes y que todo tenga sentido, son los conceptos fundamentales que se quieren transmitir en estas clases.

Los tronos en la calle

Todos los recorridos con los tronos en andas tienen virajes complicados y puntos conflictivos como las salidas y entradas de los templos. Horas de ensayo hacen que todo parezca fácil, pero lleva meses de trabajo, de ponerse debajo del trono y practicar una y otra vez los movimientos. Esta mañana saldrá a la calle el trono de la Virgen de los Dolores en el primer ensayo de parte del recorrido real de la procesión: 1.700 kilos de peso entre 92 portapasos, una carga de 18 kilos por persona. Se requieren lentitud, precisión y máxima concentración de todos, que deben funcionar como un solo cuerpo y responder con la misma inmediatez a la señal. En la esquina de los Cuatro Cantones «no cabe una moneda entre el trono y la pared», detalla el capataz, Fernando de San Mateo. La salida de los tronos a la calle genera mucha expectación. «La gente tiene gana de Semana Santa», sentencia.

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