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La Dolorosa, reina de la carrera en Lorca
La serena talla de la Virgen del Paso Azul emocionó en la primera procesión bajo una incesante lluvia de pétalos en la jornada del viernes
Una inabarcable lluvia de pétalos arrojados desde los balcones cae sobre el trono de la Virgen de los Dolores a su paso por la carrera ... en señal de cariño y devoción. La estampa, que se repite cada año, sobrecoge como si fuera la primera vez. Miles de personas se ponen de pie en sus tribunas para aplaudir rendidos ante la Dolorosa, que protagonizó un cortejo estrictamente religioso. En la primera procesión del ciclo pasional lorquino todo giró alrededor de la imagen el día más importante del año para el Paso Azul.
La Virgen tallada por José Capuz en 1942 y declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en 2023, cruzó al atardecer el umbral de la iglesia de San Francisco para realizar un recorrido de 1.600 metros en su trono en andas. No llevaba apenas joyas, como es habitual, pero la más valiosa y también la de mayor valor sentimental para la Hermandad de Labradores es el puñal de oro y piedras preciosas que atraviesa su corazón. La daga, con forma de cruz, fue regalo del Paso Azul en 2004. También lució sobre su cabeza la corona que estrenó el día de su coronación canónica en 1997, en la que figuran los símbolos de la pasión.
La Dolorosa llevaba el manto que diseñó Francisco Cayuela en 1904, declarado Bien de Interés Cultural (BIC). Es una alegoría a la redención de Cristo y representa la Santa Faz acompañada de los símbolos de la pasión. En su parte inferior, un grupo de ángeles arrojan flores al madero de Jesucristo. Bajo el manto, asomaban unas bellas puntillas de encaje granadino, que forman parte de su ajuar.
La imagen lució por primera vez un vestido azul realizado en seda natural y bordado con motivos vegetales
La imagen estrenó en la procesión el vestido confeccionado en seda de color azul, regalo de una familia vinculada a la Hermandad de Labradores. Lleva bordadas también en sedas en tonos beige, rosa y azul espigas y azucenas, elementos simbólicos en la Hermandad de Labradores.
El trono de plata, de 1.700 kilos de peso, estaba adornado con un millar de rosas e iba mecido por 92 portapasos que imprimían un solemne ritmo a los varales del palio. Éste fue ideado para la Dolorosa por Emiliano Rojo y figuran las escenas del vía crucis.
Con motivo de cumplirse el 150 aniversario de Cayuela, el trono recuperó los paños de San Juan y María Magdalena, que se situaron en los laterales, como en su origen, después de procesionar en los últimos años como estandartes. Ambas piezas, que datan de 1917, fueron ideadas para acompañar al trono antiguo de la Virgen de los Dolores, en una muestra de reconocimiento a las personas que la confortaron en su dolor durante la pasión y muerte de Cristo.
El trono recuperó los centenarios paños de San Juan y María Magdalena, de Cayuela, que se situaron en los laterales
Muy cerca del trono se situaron otras piezas muy valiosas, que componen el conjunto BIC de la Hermandad, como los centenarios estandartes del Ángel Velado y El Reflejo, también diseñados por Cayuela y considerados obras maestras de la edad de oro del bordado lorquino junto al estandarte del guion, de 1944, de Emiliano Rojo.
El trono iba precedido por los doce nazarenos de la Virgen con capuz de terciopelo azul marino bordado en oro y plata, en los que destacan escenas marianas y de la pasión de Jesús realizadas en sedas. Acompañaron a la imagen cientos de mujeres ataviadas con la clásica mantilla española, que portaban velas para iluminar la carrera a su paso.
La fiel escolta
Los componentes de la Agrupación Musical Mater Dolorosa, que desfilan tras la talla en sus salidas procesionales, iban ataviados con trajes militares de gala de la época de Alfonso XIII y fueron los encargados de tocar el himno de la Virgen, cuya letra entonaron los portapasos durante el trayecto.
Cerró el cortejo su fiel escolta durante el último cuarto de siglo, el Grupo de Caballería de la Guardia Civil, con sede en Valdemoro. Está compuesto por los 14 jinetes de la sección musical, junto a una escuadra de cinco batidores y con el comandante del grupo, Mariano Bonilla, al frente. El jueves de serenata la Hermandad de Labradores rindió homenaje a la escolta de la Dolorosa para expresar su gratitud y cariño con motivo del 25 aniversario de su participación en la procesión.
La imagen titular de los azules regresó a la iglesia de San Francisco en una multitudinaria recogida y volverá a reencontrarse con sus fieles en la procesión del Viernes Santo. Esta noche se celebrará en su templo uno de los actos más solemnes para la hermandad, la Salve a la Dolorosa compuesta a principios del siglo XX por José Antonio Gómez Navarro. Las notas de la pieza musical sonarán en un ambiente de gran recogimiento a las 20.30 horas.
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