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El Encuentro reúne en Cartagena a miles de procesionistas junto al Nazareno y la Dolorosa
El Jesús y la Pequeñica cruzan sus caminos en la esquina del Palacio de Aguirre en la noche más larga de los marrajos
El quejío roto del cantaor jerezano Alberto Sánchez 'El Almendro', desde lo alto del balcón del Palacio Aguirre, rompió el silencio en la abarrotada Plaza ... de la Merced a las cuatro y media de la madrugada. Su saeta por carceleras al Nazareno y a la Dolorosa arrancó un atronador aplauso del numerosísimo público que a esa hora no dejaba ni un hueco libre ni en el Lago ni en la subida al bulevar José Hierro. Fue el momento culmen de la procesión del Encuentro en Cartagena, en la noche más larga para los cofrades y procesionistas.
Subidos a un banco, a una farola, a un bordillo y a una silla. Cualquier cosa valía para no perderse detalle de este emotivo y pasional Encuentro. Desde las dos y media de la mañana, el público comenzó a buscar el mejor sitio. Los primeros aplausos y flases de cámaras fueron para San Juan cuando llegó a la plaza. Tras él, la Virgen de la Dolorosa, cuyos portapasos al cruzarse con los sanjuanistas se dieron la mano.
Mientras, el Jesús Nazareno ya asomaba a la plaza, desde la calle San Diego. Este iba acompañado por los soldados romanos que entonaron en varias ocasiones el Perico Pelao, algo que arrancó aplausos. A su llegada a la plaza, el público quedó en silencio. Un silencio rotundo, que se rompió cuando un procesionista gritó: «¡Viva esa Pequeñica guapa!». Ambos tronos se unieron y comenzó a sonar el himno nacional.
Salve y saetas
Sus notas resonaron en cada rincón. Los sentimientos de muchos por vivir ese momento se dejaban notar en sus rostros, algunos con lágrimas. Los últimos acordes dieron paso a un «Viva España» salido de entre el público y tras otro aplauso llegó la Salve cantada por cientos de personas en tono bajo. Nada más terminar, de nuevo se escuchó un «¡Viva la Virgen!» y otro atronador aplauso inundó el Lago. Entonces fue el gran momento del cantaor. Tras ello y unidos todos en una sola procesión, no si dificultad por la enorme cantidad de personas que abarrotaban el recorrido y las zonas aledañas, partieron de vuelta a Santa María de Gracia por calles también repletas de gente.
A esa hora, como desde la media noche, el casco antiguo era un hervidero de vecinos, procesionistas y turistas, sobre todo por donde pasaban los granaderos y judíos marrajos anunciando que el Viernes Santo había llegado. Por la calle Cuatro Santos, Palas y buena parte de Aire apenas se podía pasar de la aglomeración de jóvenes bebiendo y disfrutando de los locales de copas. El ambiente festivo inundó todo el casco antiguo hasta la llegada de alba.
Dos horas antes, a las dos y media de la madrugada se abrió la reja de la puerta de la Cofradía de Pescadores y el cortejo del Jesús Nazareno comenzó a andar. Alberto Sánchez 'El Almendro' cantó allí también una saeta, esta por seguiriyas «típica de Jerez al estilo del maestro Manuel Torres», explicó a LA VERDAD, el cantaor. El trono, llevado por más de 140 portapasos, enfiló el barrio de Santa Lucía a las 2.50 horas. Mucho antes, el Medinaceli salió del Campus de la Muralla, sobre las 2.20 horas. Desde el balcón de la puerta principal del antiguo Hospital de Marina, la presidenta de la Agrupación de los Estudiantes, lo despidió. En su particular recorrido se escuchó en varias ocasiones la marcha 'Alma Incólume', del compositor José María Nadal, estrenada el pasado año.
A las dos en punto de la mañana partió desde la iglesia de Santa María de Gracia La Verónica. En esta ocasión, para alargar un poco su salida, el cortejo, compuesto por el Santo Cáliz, los Granaderos, la Condena, la Primera Caída y la Verónica. Desfiló por las calles Aire, Cañón y Mayor hasta plaza San Sebastián, donde continuó por la calle Honda hacia la plaza de la Merced. Tres cuartos de hora después y desde el mismo lugar partieron San Juan y la Virgen Dolorosa ('La Pequeñica'). El cortejo, ya unido estaba previsto que terminara en Santa María de Gracia pasadas las seis y media de la mañana.
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