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El trono del Cristo del Socorro, precedido por los hermanos soga, se pone en marcha con las ruinas de la antigua catedral de Santa María la Mayor de fondo.

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El trono del Cristo del Socorro, precedido por los hermanos soga, se pone en marcha con las ruinas de la antigua catedral de Santa María la Mayor de fondo. Antonio Gil/ AGM

El Cristo Moreno se recoge en Cartagena con las primeras luces del día tras el primer cortejo de España

C.R.

CARTAGENA

Viernes, 12 de abril 2019, 04:08

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No cabía un alma en la coqueta Plaza de San Ginés cuando el vía crucis del Cristo del Socorro abrió en las primeras horas del Viernes de Dolores la Semana Santa más madrugadora de España. La alta afluencia de público fue constante durante el primer tercio de la procesión, hasta la estación de penitencia en Santa María, y fue bajando conforme se acercaba a la basílica de la Caridad, donde se celebró la primera misa del Viernes de Dolores, y en el tramo de recogida, ya con las primeras luces del día.

El vía crucis penitencial del Cristo del Socorro partió puntual del parque que corona el Teatro Romano, con la Catedral antigua a la vista. Allí se celebró previamente la entrega de escapularios a los nuevos miembros de la cofradía y también a los mayordomos honorarios. Los hermanos alumbrantes abrieron camino al trono de la Virgen de la Soledad del Consuelo, saludada, al igual que el Cristo Moreno, con un par de saetas desde el público, entre ellas la de la letrada Lola Cayuela, que siempre le canta con mucho sentimiento a Jesús cuando pasa bajo su balcón.

Arropadas por quienes aún alargaban el jueves, ambas imágenes fueron dirigidas por sus portapasos hasta la iglesia de la calle del Aire para hacer estación de penitencia ante la primitiva patrona de Cartagena, la Virgen del Rosell, y posteriormente recorrieron en silencio las calles más céntricas de la ciudad para hacer lo propio ante la Virgen de la Caridad en su basílica.

Los redobles de un par de tambores con sordinas pusieron la marcha a una procesión solo interrumpida por los rezos de las estaciones del vía crucis y la eucaristía en el templo de la Patrona. A la salida, una buena parte del público se marchó a casa y se incorporaron los madrugadores para acompañar a Jesús y a su Madre hasta la Plaza de San Ginés. Allí, quince minutos antes de las ocho de la mañana, se cantó la salve de despedida a María. Los cohetes anunciaron de amanecida que la Cofradía del Cristo del Socorro ya había cumplido con su tricentenaria tradición.

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