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Salvador Macip, epidemiólogo, gentista y autor de 'Las grandes epidemias modernas'. R. C.
Salvador Macip: «Vendrán virus más agresivos, pero los controlaremos»

Salvador Macip: «Vendrán virus más agresivos, pero los controlaremos»

«La inmunidad de grupo y la vacuna nos pondrán a salvo, pero no sabemos cuándo la tendremos», dice el epidemiólogo, gentista y autor de 'Las grandes epidemias modernas'

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Lunes, 27 de abril 2020, 00:32

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Vendrán más pandemias y con virus más agresivos. Pero los controlaremos, como haremos con el coronavirus. De ambas cosas está seguro Salvador Macip (Blanes, 1970) epidemiólogo, genetista y autor de 'Las grandes epidemias modernas' (Destino). Recorre la incesante lucha de la humanidad contra esos enemigos invisibles que nos atacan desde el alba de los tiempos y su visión es realista pero no derrotista. Hemos pecado de imprevisión, pero tendremos la vacuna y la inmunidad de grupo que nos pongan a salvo. Otra cosa es saber cuándo.

–Vaticina que vendrán virus más severos que el Covisd-19, muy infectivo y no demasiado agresivo, dice.

–Sin ser apocalíptico ni gafe, las posibilidades de que salgan virus peores que este existen. No podemos predecir cuándo ni cómo. La naturaleza funciona así. Los virus mutan sin descanso y conocemos otros mucho más agresivos que no han causado pandemias. Pero en cualquier momento puede aparecer uno nuevo e inesperado, como el coronavirus que ha causado la crisis global que vivimos. Debemos prepararnos cuanto podamos.

–¿Hay un una cadencia clara?

–No. Las circunstancias cambian. A lo largo de la historia cada 20 o 30 años ha habido una epidemia o una pandemia importante. Ahora, en un mundo ultraconectado, es distinto. Saltamos sin descanso de un punto a otro del planeta y aumenta el riesgo. También destruimos e invadimos los ecosistemas de animales salvajes con los que antes no estábamos tan en contacto. Así crece el riesgo de que un virus salte del murciélago o de otro animal a los humanos. Antes los brotes de una enfermedad se quedaban en su origen. Ahora sabemos que siempre será un problema global.

–¿Tiene claro que el origen del coronavirus es animal?

–Persisten muchos interrogantes y faltan certezas, pero parece que sí. Su análisis genético indica que se trata de un virus natural, no manipulado, y con una evolución lógica dentro de la familia de los coronavirus. Quizá fuera un murciélago, que son grandes reservorios de virus, pero pudo ser otra especie.

«Es factible que el coronavirus se fugara de un laboratorio, como ocurrió antes con alguna gripe»,

–¿Es creíble que ocurriera en un mercado de Wuhan?

–Es la teoría más aceptada. Pero hay inconsistencias. Otra teoría apunta a la fuga de un laboratorio en la misma zona a través de algún infectado. Ocurrió antes y no es, ni mucho menos imposible. Una gripe a mediados del siglo pasado tuvo su origen la fuga de un virus en estudio en un laboratorio. Es factible, pero aún no podemos sacar conclusiones. Hay datos a favor y en contra e intereses políticos cruzados.

–¿Toda pandemia se controla y se supera?

–La controlaremos. Sin duda. Estamos ante un virus muy agresivo, insisto, muy infeccioso y con alta tasa de contagio comparado con otros, pero de baja letalidad. Esto juega a nuestro favor.

–¿Como muta?

–No muy rápido. El virus de la gripe es cada año diferente, y por eso hay que variar las vacunas. El del sida cambia en cuestión de meses e impide tener una vacuna eficaz. El Covid-19 parece más estable y es posible que generemos una buena vacuna que ofrezca una larga inmunidad. Quienes han pasado la enfermedad serán inmunes durante un tiempo. La inmunidad de grupo y la vacuna permtirán controlar enfermedad. Quizá del todo, como el sarampión o la poliomielitis, con vacunas eficaces que nos protegen toda la vida, o se convierta en un virus estacional como la gripe, que cambia cada año y exige vacunas diferentes. Soy optimista y creo que será relativamente fácil de controlar.

–¿Dónde sitúa el horizonte de la normalidad?

–Pasarán meses. El confinamiento funciona al principio. Después llega a la fase de vigilancia y de evitar situaciones de riesgo. Ni mucho menos de normalidad. Habrá que evitar aglomeraciones y situaciones que faciliten el contagio masivo. Hasta tener la vacuna, no disponible antes de un año, y la inmunidad de grupo no estaremos tranquilos, insisto.

–La comunidad científica predijo esta situación y hubo oído sordos a nivel estatal y supranacional. ¿Han fallado la OMS y la UE?

–La gestión de ambas ha sido manifiestamente mejorable. Nadie está preparado al 100% para esta situación, pero ha faltado previsión. Se podía haber planificado a tiempo una respuesta rápida, los plazos de confinamiento, la compra de material médico y test. Supongo que aprenderemos algo. Ha habido penosas reacciones de políticos y falta de coordinación a nivel internacional y europeo. Los virus no entienden de fronteras. Se necesita una estrategia común, clara y liderada desde el centro, y no que cada país vaya a su bola.

Irresponsabilidad

–¿Han sido temerarios gobernantes como Trump, Boris Johnson o Bolsonaro?

–En algunos países se ha actuado con extrema irresponsabilidad. Necesitamos protocolos más claros para no dejar la situación en manos de políticos como Trump, que no tiene ni idea de ciencia y no escucha a los científicos. Es un peligro terrible. Si aparece un virus más letal, habrá mucho menos tiempo de reacción y perder semanas al principio significará cientos de miles de muertos más. Una lección decisiva es no dejar en manos de personajes así las decisiones sobre problemas de sanidad global.

–La distancia social se antoja difícil con el carácter latino.

–En función de la idiosincrasia de cada país, veremos respuestas distintas, pero la distancia social parece en algunos casos utópica. Es importante la reacción ante los rebrotes, que son casi inevitables. La rapidez de reacción y los test masivos son cruciales. Quizás la segunda fase apliquemos lo que hemos aprendido. El único cortafuegos que tenemos ahora contra el virus es el distanciamiento social.

–La mal llamada gripe española mató a 50 millones de personas. Con cifras muy dolorosas hoy, ¿los muertos serán muchos menos?

–Con los avances médicos y los antibióticos de hoy, las muertes hubieran sido muchas menos hace un siglo. Las patologías asociadas causaron una mortalidad que hoy no veríamos. El inconveniente hoy es la capacidad propagatoria de nuestro tipo de vida. Un cálculo rápido nos dice que se pueden infectar entre el 50 o el 60% de la población mundial a lo largo de las segundas oleadas, y en un par de años. Si asumimos un porcentaje de muerte de 1 %, saldrán pronto 40 millones de muertos. Esperemos no llegar. El gran problema no es la agresividad del virus, reitero, sino la combinación de su infectividad con nuestro modo de vida globalizado. Pero vemos el final del túnel y conseguiremos salir gracias a la ciencia y a la medicina, como siempre, y al esfuerzo de todos los ciudadanos, que juntos podremos encontrar la forma de esta pandemia no se alargue más y no tenga un número de víctimas más elevado.

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