Los expertos aclaran cuándo hay que usar la mascarilla FFP2

Con la tercera ola de la pandemia del coronavirus disparada, muchos ciudadanos se preguntan en estos momentos cuándo hay que usar la mascarilla FFP2. Ante esta situación de dudas, el Consejo General de Enfermería (CGE) ha resuelto la cuestión indicando a la población el momento en el que el uso de este tipo de protección facial contra la Covid-19 pasa a ser más recomendable por encima del uso de mascarillas quirúrgicas o higiénicas.

El COE explica que tanto la población como los profesionales de todo tipo deben usar las mascarillas autofiltrantes, las FFP2 homologadas, en lugares cerrados poco ventilados y en los que se puedan dar aglomeraciones de gente, como por ejemplo en el transporte público. Las recomiendan encarecidamente, además, en aquellos sitios en los que haya más probabilidad de que concurran personas portadores del virus, como puede ser centros sanitarios, sociosanitarios o farmacias.

El presidente del CGE, Florentino Pérez Raya, recuerda que el uso de la mascarilla es esencial para evitar la expansión del coronavirus, el colapso de la sanidad y, en última instancia, las muchas muertes que ya están ocurriendo.

Por otra parte, el Consejo General de Enfermería solicita que se rebaje el IVA de las mascarillas FFP2, como ya se hizo con las protecciones quirúrgicas, así como la necesidad de fijar un precio máximo como en el resto de mascarillas. «La actual falta de limitación en el precio de estas mascarillas está suponiendo una oportunidad de oro para algunos comercios especializados, entre ellos oficinas de farmacia, que están especulando desde hace meses con este material sanitario», explica Pérez Raya, que añade que «las mascarillas FFP2 son un bien de primera necesidad para los ciudadanos y, por tanto, es imprescindible protegerles de cualquier movimiento especulativo».

El experto incluso cree que hay que «ir más allá», solicitando mascarillas gratuitas para los colectivos más vulnerables, especialmente familias e individuos sin ingresos o con ingresos muy bajos derivados de la situación de crisis económica que se ha desatado a la par que la sanitaria. «Lo ideal sería incluirlas dentro del catálogo de medicamentos y productos financiados por el sistema nacional de salud con el mismo criterio de acceso en función de la renta y las circunstancias socioeconómicas de cada ciudadano. Es lo más justo y sensato», ha enfatizado Pérez Raya.