Los expertos avisan de un peligro que se ha multiplicado por el uso de gel hidroalcohólico

Toda protección es poca para combatir el coronavirus. Las mascarillas, el gel hidroalcohólico y la distancia de seguridad se han convertido en nuestros mejores aliados para protegernos frente a la Covid-19.

Todos queremos que termine cuanto antes la pandemia para que vuelva la normalidad y dejemos a un lado todas estas herramientas que salvaguardan nuestra salud y la de los demás. Los mayores son los que más están sufriendo las consecuencias del coronavirus y sus vidas están en riesgo diariamente. Por esta razón, guardar el distanciamiento social, llevar puesta nuestra mascarilla, lavarnos las manos con jabón o gel y cumplir las restricciones de nuestra localidad es lo más eficaz para proteger la vida de las personas más vulnerables al virus. Sin embargo, los niños, que son el grupo al que la Covid-19 provoca un menor efecto negativo, ya están padeciendo las consecuencias, aunque de otra forma. Y el gel hidroalcohólico está siendo el culpable.

Los ojos de los más pequeños se están viendo afectados por el contacto directo con el líquido que elimina el virus sin necesidad de aclarado. Los dispensadores de gel ya están por todos lados. Cualquier espacio público de forma correcta tiene dispensadores en su entrada y salida. Un trabajo científico de Francia publicado en JAMA Ophthalmology ya ha recogido este problema. A través del estudio se ha conocido el incremente entre abril y agosto del 2020 de niños que han tenido algún tipo de lesión ocular a causa del alcohol que contiene estos geles. En el país vecino se multiplicaron por siete las llamadas que aludían a accidentes que implicaba cualquier daño en los ojos. Concretamente el 10% de esas lesiones estuvieron provocadas por el gel hidroalcohólico.

Esto se debe principalmente a los dispensadores de los comercios, bares, o cualquier establecimiento, ya que se sitúan justo a la altura de los ojos de los niños, lo que provoca que les salpique y les entre el líquido en los ojos. Como no es posible que los mayores que están con ellos supervisen todo el rato a los más pequeños los expertos recomiendan que se tome alguna medida para paliar esta circunstancia. Elevar la altura de los dispensadores o la señalización con dibujos en torno a al lugar en el que se encuentre es una de las soluciones que se proponen. También se puede emplear un dosificador de gel hidroalcohólico vertical que no salpique. Como de momento no se ha acabado con el virus y tenemos que seguir usando gel, estas iniciativas pueden solucionar que los más pequeños no sufran ningún daño en los ojos.