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Miembros del personal médico y del Ejército trabajan con ropa protectora en Wuhan. Foto: Afp | Vídeo: Atlas

China despliega la mayor operación de emergencia ante el fortalecimiento del virus

El gigante asiático anuncia que ha empezado a desarrollar una vacuna que se tardará en desarrollar al menos un año | El presidente Xi Jinping toma las riendas de una crisis que se acelera a pesar de las drásticas medidas puestas en marcha

zigor aldama

Corresponsal. Shangái

Domingo, 26 de enero 2020

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La crisis sanitaria provocada por el coronavirus de Wuhan se le ha ido a China de las manos. A pesar de haber restringido los movimientos de casi 50 millones de personas, este fin de semana el número de infectados y de fallecidos por el 2019 nCoV continuó aumentando. Ya se contabilizan 80 víctimas mortales -una cifra que, por primera vez, sobrepasa la de los 39 pacientes que se han recuperado y han recibido el alta- y con más de 2.744 casos confirmados -entre ellos un bebé de nueve meses-. Esos últimos continuarán aumentando rápidamente, porque hay más de 6.000 casos sospechosos aún sin confirmar.

La capacidad de propagación del nuevo virus se está fortaleciendo y las infecciones podrían seguir aumentando, ha apuntado la Comisión Nacional de Salud de China. En cualquier caso, el ministro de Sanidad del país, Ma Xiaowei, ha reconocido que el número de afectados seguirá creciendo de momento.

La Universidad de Lancaster, en Reino Unido, echó leña al fuego del pesimismo que reina en el gigante asiático y dedujo en un informe que sólo se ha identificado un 5,1% de las infecciones de Wuhan. Por si fuese poco, los científicos predicen que más de 250.000 personas contraerán esta enfermedad antes del 4 de febrero solo en esa región china. «Si no se toman otras medidas de control y contra el contagio, podemos esperar más epidemias en otras ciudades y que el virus sea exportado de forma internacional a una velocidad cada vez mayor», indica el estudio, basado en un modelo predictivo que señala a Shanghái, Pekín y Guangzhou como las ciudades con más probabilidades de sufrir los principales focos de la enfermedad. Muchos temen que esas megalópolis sean las siguientes en sufrir cuarentena, y Pekín decidió este domingo cancelar todos los grupos turísticos y prolongar tres días las vacaciones del Año Nuevo chino, que debían terminar el 30 de enero, para «limitar el movimiento de la población»; mientras que en Shanghái se suspendió la circulación de los autobuses de larga distancia. Los expertos añaden que los países más amenazados son Tailandia y Japón.

Ante el oscuro horizonte que amenaza la salud de la ciudadanía y la economía de la segunda potencia mundial, el gobierno central decidió ayer tomar cartas en el asunto y el propio presidente del país, Xi Jinping, se puso al frente de la gestión de la crisis, que calificó de «situación grave». El Comité Permanente del Politburó creó un gabinete específico que será controlado por la cúpula del Partido Comunista y que movilizará todos los recursos necesarios para combatir al virus. «La provincia de Hubei tiene que considerar la prevención del virus su principal prioridad e implementar de forma estricta las medidas dictadas para frenar su propagación. Todos los infectados deben ser aislados», dictaminó Xi, en referencia a los hospitales que han rehusado ingresar a más infectados por falta de medios.

De momento, el Ejército ya se ha desplazado hasta la provincia de Hubei, epicentro de la infección, y las autoridades prohibieron este sábado el uso de vehículos privados para evitar que la población temerosa huya y propague aún más la enfermedad. El Gobierno también decidióeste domingo enviar de inmediato a 1.600 sanitarios a la provincia de Hubei e incrementar los recursos materiales destinados a los hospitales, en los que escasean medicamentos y kits para realizar pruebas, y ordenó la adquisición de 14.000 trajes de la protección máxima, 110.000 guantes y tres millones de mascarillas.

Expertos coinciden enque se tardará al menos un año en desarrollar una vacuna efectiva

La provincia de Guangdong, la más poblada de China, decretó este domingo el uso obligatorio de mascarilla respiratoria a sus 110 millones de habitantes. El uso de mascarilla también ha sido decretado obligatorio en la provincia de Jiangxi (centro) y otras grandes ciudades, como la de Wuhan. Ante la escasez de ese elemento, varios fabricantes decidieron cancelar las vacaciones del Año Nuevo Lunar de sus trabajadores para reabrir sus instalaciones y producir hasta ocho millones de mascarillas al día, la mitad de la capacidad máxima del país. Territorios como Taiwán han prohibido la exportación de este producto cada vez más vital para evitar que la isla quede desabastecida ante una grave epidemia que sale de las fronteras.

Personas rezan con mascarillas en Hong Kong.
Personas rezan con mascarillas en Hong Kong. AFP

Evacuaciones

Mientras tanto, Estados Unidos anunció un plan para evacuar a los nacionales que se encuentran en Wuhan y este domingo envió un avión chárter con capacidad para 230 personas. Francia, por su parte, pretende hacer lo mismo pero en autocares, algo para lo que necesitará la aprobación del gobierno chino. La población local, sin embargo, solo puede moverse si demuestra «motivos especiales», y los dirigentes han ordenado que las carreteras secundarias, sobre todo las pistas no asfaltadas, sean bloqueadas con montañas de tierra creadas por excavadoras. El consejo es claro: no salir a la calle salvo que sea totalmente necesario.

Afortunadamente, la emergencia sanitaria también está mostrando la cara más empática de la sociedad china. A pesar del miedo que impera ya en todo el país, las colectas de dinero ganan fuerza en el ciberespacio, y lo mismo sucede con los mensajes de apoyo al personal sanitario, entre el cual el virus se cobró el sábado su primera víctima: Liang Wudong, médico del hospital Xinhua de Wuhan, que falleció a los 62 años y sus allegados recibieron las condolencias de un país agradecido.

Mientras tanto, quienes también siguen trabajando contrarreloj son los científicos encargados de realizar la secuenciación del genoma del virus. Buscan también su origen. Aunque parece claro que está en uno de los animales salvajes comercializados en el mercado Huanan de Wuhan -actividad que ya ha sido prohibida-, no hay unanimidad sobre cuál. La mayoría apunta a los murciélagos que también portaban el Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés) que dejó casi 800 muertos entre 2003 y 2004, pero otros apuestan por los visones y una minoría señala a las serpientes. Conocer todos estos datos, dicen, ayudará a prevenir nuevos brotes y a identificar posibles mutaciones.

No obstante, los expertos coinciden en que los remedios que se están utilizando no son eficaces y se tardará al menos un año en desarrollar una vacuna en la que ya se está trabajando. Este domingo, Xu Wenbo, científico del Centro de Prevención y Control de Enfermedades, explicó en una rueda de prensa que los investigadores del organismo han «logrado aislar con éxito la primera cepa del virus». Según Xu, los investigadores del Centro usaron secuenciación genética de rápido rendimiento para identificar los patógenos un día después de recibir las primeras cuatro muestras el pasado día 2, procedentes de Wuhan.

El personal sanitario explota contra la gestión de la crisis

Los vídeos que ha hecho circular el propio personal sanitario de las ciudades que están en cuarentena son más que elocuentes. Las imágenes muestran médicos y enfermeros al límite, durmiendo en las esquinas de los hospitales y rompiendo a llorar en diferentes situaciones. En uno de los clips viralizados, una enfermera se derrumba: «Nos espera la muerte aquí. Aunque estamos agotados, si descansamos nos tachan de traidores», lamenta entre sollozos. Otros compañeros muestran con sus móviles la acuciante falta de recursos con la que tienen que hacer frente al virus, que ha desbordado al sistema de salud chino.

Las críticas más duras están relacionadas con la gestión inicial de la crisis sanitaria. «Cuando se detectó el virus, la estrategia de la ciudad de Wuhan fue ocultar su existencia a la opinión pública», afirmó un médico en una conversación con el portal de noticias chino 'iNewsweek', que protegió su identidad con el seudónimo Lin Yu. «El hospital me impidió hablar de la enfermedad sin permiso, y a los pacientes solo les podíamos pedir que se pusieran mascarilla», añadió en una revelación que ha desatado la indignación en el gigante asiático.

«En una ocasión incluso pregunté al personal del metro por qué no se protegían con una mascarilla, y me respondieron que sus jefes se lo impedían porque temían que eso propagase el pánico. Siento una profunda tristeza por lo sucedido», apostilló. El 30 de diciembre, ocho personas rompieron el silencio y publicaron datos sobre «una neumonía desconocida» en las redes sociales. El Gobierno les arrestó por extender bulos que han resultado ser informaciones verídicas que podrían haber salvado vidas.

El médico entrevistado por el diario chino también explicó cómo, en esa coyuntura, un «súper-propagador» -como se conoce a los infectados que contagian a muchas personas- fue capaz de transmitir el coronavirus a 14 sanitarios durante los 12 días que permaneció en el hospital: «No teníamos kits para hacer pruebas, así que, cuando lo pusimos en aislamiento, ya era muy tarde».

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