El Real Murcia sigue de pretemporada

Es evidente que al nuevo Real Murcia, con casi todas las caras nuevas, le faltan automatismos, un modelo de juego definido, bailar más tiempo al son de Tomás Pina, que fue titular y dejó muestras de calidad aunque aún está lejos de su mejor momento de forma. El equipo grana no está coordinado a la hora de ejercer la presión, se muestra escaso de músculo en la zona ancha pero aún así debía haber estado un poco más entonado para haber sumado puntos en los dos primeros partidos en casa que han sido un gran jarro de agua fría para una afición acostumbrada a sufrir pero que este año quiere volver a sonreir.

Gustavo Munúa dio un vuelco a la alineación presentada hace una semana ante el Córdoba. Además de cambiar de sistema y aparcar el 4-4-2 por el 4-3-3, sentó a Zalaya y dio entrada a Rofino en el eje de la defensa, mientras que también hizo debutar a Tomás Pina, el que debe liderar desde la medular al conjunto grana y que estuvo acompañado de inicio por Montoro y Arturo Molina. Arriba el entrenador uruguayo mantuvo a Pedro León y Rojas en los extremos, pero sacrificó a Rodri Ríos para darle el puesto de '9' a Carrillo. La revolución en la tercera jornada de Liga demostró que debido a los movimientos postreros del mercado el técnico grana sigue moviendo su once buscando a los futbolistas que le den mejor rendimiento. El problema es que un club como el grana, que se ha marcado estar arriba desde el principio, necesita resultados inmediatos.

Pese a los cambios la primera parte del Real Murcia no llegó al aprobado. Sobre todo porque volvió a encajar un gol y no fue capaz de crear las ocasiones suficientes. De hecho, en los primeros cuarenta y cinco minutos el Sanluqueño fue mejor prácticamente en todo. Desde el primer minuto el equipo gaditano dejó entrever que no había llegado al Enrique Roca a pasearse y que, aunque no había sumado ninguna victoria en las dos primeras jornadas de Liga, tiene argumentos futbolísticos para hacer sufrir al equipo grana.

Los locales se acercaron con un cabezazo de Carrillo y Rojas aparecía en un choque de ida y vuelta, pero a los veinte minutos una jugada mal defendida por Baró y los centrales acabó con un centro lateral de Álex Guti y un remate a gol de Airam Cabrera que no supo detener Manu García. Otra vez el equipo comenzaba por debajo en el marcador y le tocaba remontar a pesar de que no mostraba mecanismos ofensivos para hacerlo.

Pina dejaba destellos de su calidad, Rofino también, pero poco más. El Murcia no recuperaba y no generaba ocasiones. A los cuarenta minutos Marc Baró peleó un balón hasta el final y sacó un centro desde la línea de fondo que no encontró rematador. Rojas pidió un penalti un minuto más tarde mientras que la primera parte acabó con un disparo de falta de Pedro León que atajó Juan Flere sin demasiados problemas. Así acabó una primera parte que volvió a dejar muchas dudas en los aficionados granas, que aún así se mostraban pacientes con un equipo que aún no está hecho.

La segunda mitad fue un tobogán de sensaciones. El Real Murcia saltó más animado al campo y encontró recompensa a su trabajo con un gran gol de Carrillo que tras recibir de Marc Baró armó un fuerte disparo desde la frontal y batió a Flere. Parecía que el choque cambiaba definitivamente pero como pasó hace semana contra el Córdoba, el Sanluqueño apenas tardó dos minutos en empatar en otra jugada en la que la defensa grana dio muchas facilidades a su rival y a Viti, que hizo el 1-2.

Munúa no tuvo más remedio que mover su banquillo y dio entrada de una tacada a Rodri Ríos, Isi Gómez y Dani Vega, una pequeña revolución que dio resultado ya que fue el propio Ríos el que cazó un balón fuera del área y con una vaselina batió a Juan Flere para hacer el empate a dos. Vuelta a empezar, la grada se volvía a ilusionar tras otro tanto de bella factura de su equipo. Parecía que esta vez era la definitiva y que el Real Murcia ya no iba a volver a cometer el mismo error.

Pero a quince minutos del final del tiempo reglamentario un contragolpe de Mwepu fue detenido con falta por Marc Baró, que fue expulsado al tratarse del último hombre de la defensa grana. Lo peor no fue la expulsión, lo peor fue la ejecución de la falta por medio de Viti. El ex del UCAM engañó a la defensa grana, no tiró a puerta y metió un balón en el área pequeña que, entre unos y otros, acabó en gol. El 2-3 terminó de hundir a un Real Murcia que, en inferioridad, apenas puso en apuros a un equipo gaditano que esperaba atrás para salir al contragolpe a la primera oportunidad. Pero tampoco le hizo falta más goles para llevarse los tres puntos de un estadio Enrique Roca que ha visto dos derrotas consecutivas de un Real Murcia que debe ser un aspirante al ascenso pero que aún no ha mostrado su potencial.