
La histeria colectiva de una afición de Primera: así ha sido el recibimiento al Real Murcia
La previa del regreso del Real Murcia a un 'playoff' de ascenso a Segunda División siete años después ha estado marcada por la bienvenida del verano a la Región
Antonio Zomeño
Sábado, 7 de junio 2025, 19:27
Desde las primeras horas de la tarde, el aroma de las grandes citas ha impregnado los aledaños del Estadio Enrique Roca, que colgó el cartel de 'Sold out' a mediodía. Los parkings improvisados junto a los bancales quedaban atrás mientras el murmullo se hacía latente a kilómetros de distancia. El rumor producto de una semana de contener el aliento y contar los días; exactamente siete desde el pitido final en Tarragona, momento desde el cuál la parroquia grana lleva disputando el encuentro con la ambición de que el delirio colectivo del murcianismo dure dos semanas más.
La previa del regreso de un 'playoff' de ascenso a Segunda División siete años después ha estado marcada por la bienvenida del verano a la Región. Primera alerta amarilla por las altas temperaturas mediante, el calor cargó a la parroquia grana con gorra y botellín de agua como accesorios imprescindibles. Desde primera hora de la tarde, los pimentoneros se agolpaban contra las barras instaladas en la explanada principal del Enrique Roca, donde han colapsado hasta el último centímetro de sombra bajo los toldos.
Los más pequeños, esos granas que nunca han vivido al Real Murcia en el fútbol profesional, correteaban incombustibles por las colchonetas de la Fan Zone. Otros se pintaban la cara de grana, o se 'tatuaban' el escudo en los brazos junto a la tienda oficial del club, abarrotada desde primera hora de la tarde en colas retorcidas sobre sí mismas. La mayoría compra, pero alguno tan sólo hace como que mira; en el fondo, descansan junto al aire acondicionado.
La llegada del autobús grana se aproximaba, y cada tranvía expulsaba una nueva oleada de aficionados pimentoneros sobre los aledaños del estadio, disueltos alternativamente entre la marea que aguardaba hacinada contra las vallas el recibimiento a los hombres de Fran Fernández, llamados a mantener vivo el sueño de devolver al Real Murcia al fútbol profesional once años después.
Desde la rotonda previa hasta las escaleras y rampas de entrada, colapsadas de aficionados granas como cascadas que dictaban el camino hasta un feudo que pertenece a la élite. La obligada pitada del respetable al autobús del Nàstic suspendió los cánticos durante un minuto antes de la expedición grana, que desató la más absoluta histeria colectiva entre los aficionados.
El autobús se detuvo en la rotonda previa, el cerco se estrechó y los jugadores cruzaron uno a uno el pasillo conformado por un baño de masas digno de una final europea, todo nube grana de humo, pirotecnia de mano y bufandas al cielo. El capitán Pedro León abrió el camino con los brazos al cielo, cantando como uno más, seguido de un emocionado Fran Fernández. La plantilla grana al completo desfiló camino al túnel del Enrique Roca, en una panorámica única, que esconde un sentir colectivo que trasciende la disputa de un ascenso; el Real Murcia se está cobrando una deuda con la historia. El primer gol va a cuenta de la afición pimentonera.
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