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Viernes, 27 de marzo 2020, 01:38
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Hay formas y formas de pasar el confinamiento que sufren millones de españoles por el coronavirus. Los hay que pueden enfrentarse a estos días de angustia en familia y en su localidad natal, pero hay otros, como les pasa a cuatro jugadores del Real Murcia, que lo están viviendo en soledad, a cientos de kilómetros de sus seres más queridos.
De los ventiún futbolistas que componen la primera plantilla grana, trece son naturales de Murcia y están recluidos o en las casas de sus padres o en viviendas de su propiedad cercanas a las de sus progenitores, mientras que otros dos, aunque no nacieron en la Región, viven aquí desde pequeños con sus familias, como es el caso de Julio Algar (Córdoba) y Marcos Legaz (Buenos Aires).
6 jugadores granas tienen a sus familias fuera de la Región. Dos de ellos volvieron a casa.
15 miembros del plantel son murcianos o residentes en la Región y están con sus familias.
Solo en algún caso, hay jugadores nacidos lejos de Murcia a los que les dio tiempo a volver a su lugar de origen para confinarse, como Curto, que está pasando estas semanas en Albacete a la espera del nacimiento de su hijo, y Álvaro Rodríguez, que viajó hasta su hogar familiar en Madrid.
Dorrio. Extremo
Sin embargo, Toril, Lejárraga, Tanis Marcellán y Dorrio están encerrados en sus pisos alquilados en Murcia, en soledad, relacionándose con sus compañeros o familiares a través de la pantalla del ordenador. «Soy de Bilbao y mi familia está allí. Cuando empezó todo, había muchos casos en el País Vasco y me quedé. Quizás es mejor pasar esto solo. Apenas he ido una vez a comprar y solo bajo a la calle con mi perra una o dos veces al día en paseos de cinco minutos. Hay que tener mucha paciencia», asegura Dorrio, que vive en un piso de Cabezo de Torres acompañado de 'Ina', su perra de raza Bull Terrier.
El extremo grana confiesa cómo pasa la cuarentena: «Hablo mucho más con mi familia ahora que antes. También veo la televisión, juego a la consola y limpio la casa. No cocino demasiado, no es lo mío, aunque me cuido mucho. Otros años he compartido piso», afirma. Lejárraga pasa los días en un piso de la zona de Juan Carlos I, al igual que Toril, mientras que Tanis Marcellán vive en una de las torres de viviendas cercanas al estadio Enrique Roca.
Tanis Marcellán. Portero
«Nuestro preparador físico nos ha puesto mucho trabajo para hacerlo por la mañana y por la tarde tenemos sesiones grupales. También me gusta mucho cocinar», dice el ahora portero titular grana. Marcellán está pendiente de su familia: «Mi padre es médico y mi madre, farmacéutica. Están muy expuestos, hablo con ellos a diario. Ojalá pase esto pronto», pide.
Debido a la juventud de la plantilla del Murcia, una gran parte de la misma vive aún en casa de sus padres y pasa el confinamiento allí. Como Legaz (Llano de Brujas), Luna (Puente Tocinos), Juanma Bravo (Las Torres de Cotillas), Julio Algar (Espinardo), Meseguer (Alguazas), Alberto Rodríguez (Lorca), Josema (Mula) y Quereda (El Ranero). Otros como Antonio López (Puerto Lumbreras), Peque (Albudeite), Juanra (Algezares), Iván Pérez (El Palmar), Armando (Murcia) y Manolo (Bullas) viven de forma independiente, pero residen en la localidad donde nacieron, cerca de sus familias. Chumbi vive en El Puntal, aunque es de Águilas. La plantilla grana, de forma diaria, se ejercita con tarea específica y estiramientos por la mañana y con otro tipo de actividad grupal por las tardes. Hacen zumba.
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