Tras los pasos de Miguel Hernández en la Región
María Victoria Martín propone, en su libro 'La huella de Miguel Hernández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos', tres rutas cargadas de poesía para conocer el vínculo emocional del escritor de Orihuela con estos enclaves
El poeta Miguel Hernández (1910-1942) mantuvo una corta en el tiempo pero a la vez estrecha relación con la Región de Murcia. El paso ... del oriolano por el litoral, entre 1933 y 1935, queda detallado en 'La huella de Miguel Hernández en Cartagena, La Unión y Cabo de Palos', un libro de la cartagenera María Victoria Martín recientemente publicado por la editorial Malbec, dirigida por Javier Salinas. La autora ha realizado un trabajo de investigación sobre una parcela en la historia del poeta. «La contextualización que se realiza aquí tiene por objetivo mostrar el ambiente que conoció y le emocionó, le hizo sentir y soñar, descubrir, proyectar». La obra, siempre partiendo desde la historia, ofrece una ruta literaria [«no es una guía turística», matiza su autora], una invitación a un paseo, «un viaje por un espacio geográfico en el que coinciden cuatro jóvenes que llegan a convertirse en referentes excepcionales de la sociedad del siglo XX. Una primera mujer académica de la Lengua en España como Carmen Conde, una primera mujer perito química y también poeta como María Cegarra, un bardo internacional como Miguel Hernández y un extraordinario poeta, profesor, filólogo, creador de la Universidad Popular y descubridor del Archivo Rubén Darío como Antonio Oliver». De esta forma se explica su paso por estos municipios y se detalla al lector qué pudo ver y sentir el autor de 'Viento del pueblo' en este recorrido.
Según afirma Martín, escritora, docente y doctora en Filología Hispánica por la Universidad de Murcia y especializada en la obra de Carmen Conde, son solo dos visitas y varias cartas lo que vincula oficialmente a Miguel Hernández con Cartagena, pero su relación está presente también en la obra y, recíprocamente, Miguel Hernández está presente en la vida de sus amigos, con los que mantuvo relación hasta su fallecimiento, en 1942. «La prosa poética que da pie a esta obra es la que escribe Hernández dedicada a Carmen Conde, inspirada en Cartagena: 'Ciudad de mar ligero y campo rápido', el 29 de julio de 1933». Además, el título de cada capítulo es un verso perteneciente a una poesía inspirada o que sugiere ese punto del camino, una ilustración lírica para el turista literario.
En concreto, en esas visitas a Cartagena del poeta y dramaturgo, «de las que se conoce más la parte oficial, como las conferencias que impartió, invitado por la Universidad Popular», un punto imprescindible de su recorrido es la calle Puerta de Murcia, 5, donde se ubicaba la casa de Carmen Conde y su trayecto hasta el puerto. También forma parte del camino la estación de tren (así llegaba a la ciudad), el entorno de las calle San Diego, la plaza de La Merced, la plaza de Risueño o las calles Caridad y Secreta. Para ello, la escritora ha recreado el recorrido que hacía el tranvía. «Por ejemplo, en su paso por la calle de la Caridad ve las Escuelas Graduadas y lo vinculo a Enrique Martínez Muñoz, un mecenas para Carmen Conde y me imagino que se lo presentan a Miguel Hernández».
«Es un viaje por un espacio donde coinciden cuatro referentes de la sociedad del siglo XX»
Sensibilizado con la minería
«Cuando Miguel Hernández anduvo por este litoral», relata la escritora, «conoció la herencia de aquel esplendor en calles y edificios cartageneros, pero también el declive del pueblo unionense agostado y yermo que luchaba por su supervivencia». No se sabe cuantas veces visitó el poeta, sensibilizado con la problemática del sector minero, La Unión, para compartir su tiempo con María Cegarra. No obstante, «siempre se ha discutido en qué se pudo inspirar Miguel Hernández para escribir el drama 'Los hijos de la piedra', pero cuando Miguel Hernández llega a La Unión tuvo que tener conocimiento del relato de 'Los sucesos del 7 de marzo de 1916' que guarda relación con el texto del poeta».
«Miguel Hernández conoció el declive del pueblo unionense agostado y yermo que luchaba por su supervivencia»
Siguiendo el recorrido que propone María Victoria Martín, en la ruta por el municipio minero son puntos imprescindibles el Mercado Público, la calle que actualmente recibe el nombre de Miguel Hernández, la plaza Joaquín Costas, el monumento al minero, la plaza del Liceo, la calle Mayor o la calle Bailén, 10, casa de María Cegarra. De esta manera, se sugiere una visita a este lugar de 'quejíos' desde un punto de vista hernandiano, por sus atardeceres, por el legado minero y su calmado mar.
Gracias a Gabriel Miró
En una visita breve, de un solo día en 1935, Cabo de Palos caló en la poesía del poeta. Una excursión «famosísima en la que pasa un día precioso durante un homenaje a Gabriel Miró». La figura del escritor alicantino, muy unido a la geografía murciana, fue relevante en la vida de Miguel Hernández ya que une a los cuatro amigos. «La excursión a Orihuela en 1932, donde se conocen, se realiza por un homenaje a Gabriel Miró y la posterior excursión a Cabo de Palos tiene el mismo motivo. De alguna manera se abre y se cierra un ciclo».
Son conocidas diferentes fotos del poeta en el enclave costero, «junto a una balsa, unas cabras y un molino de vela latina o en el faro de Cabo de Palos, rodeado de gentes del pueblo o de escritores amigos». La ruta que se plantea en el relato y que pretende reconstruir el posible paseo del autor es «breve pero intensa. La grandiosidad del faro al abrazo del Mediterráneo como escenario para rememorar al gran poeta Gabriel Miró no puede ser más emocionante». Porque, como indica la investigadora dentro de sus páginas, «de Cabo de Palos se elige todo: las calas y los impresionantes acantilados; el encanto del Puerto y el Paseo de la Barra, con su parte antigua que quedó dividida al construir el puerto, invitando al pintoresco y bellísimo paseo de Zeneta; el islote del pato con su arco rocoso; la bulliciosa plaza de la Virgen del Mar durante el día o por las noches». Y continúa: «Imposible es descartar la Playa de Levante resguardada del indócil viento mediterráneo que la nombra, donde veraneaba y caminaba Miró en sus cortas estancias en el Cabo. Aún más indiscutible parece la visita al entorno del emblemático faro de este litoral, cuya imagen se recoge en cualquier cámara, película, postal, 'selfie'». Un entorno cautivador que le impulsa a Miguel Hernández a escribir, ya desde Madrid, «estoy aquí y ya no sé si he estado ahí con vosotros, con los molinos, con el mar y las islas y María».
«He escrito el tipo de libro que busco y que me gustaría encontrar en las librerías»
Tres circuitos turísticos y literarios que se complementan con una selección de textos poéticos de los autores protagonistas de la obra para poder caminar, leer y emocionarse con un relato cargado de belleza donde «se narra un breve espacio y un intervalo de tiempo, la juventud, en el que confluyen cuatro historias de vida de gentes increíbles, auténticos referentes sociales y literarios del siglo XX». Un trabajo de investigación riguroso y argumentado que huye de lo anecdótico y se ofrece en prosa ágil. «He escrito el tipo de libro que busco y que me gustaría encontrar en las librerías», se enorgullece Martín, que anima al lector a lanzarse al turismo desde otra premisa, la literaria.
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