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Jorge Mendoza, propietario de La Katrina, sentado a la mesa de su restaurante. Vicente Vicéns / AGM
La Katrina, para ir de tacos

La Katrina, para ir de tacos

El restaurante mexicano La Katrina irrumpe en Alcantarilla con abundantes y suculentos platos a precios muy económicos

SERGIO GALLEGO

Viernes, 2 de febrero 2018, 23:36

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Pocas cosas encuentro más deliciosas que comer con las manos. El marisco, los churros, la hueva de mújol, los caballitos, el pastel de carne, el jamón, las croquetas, las sardinas, un buen bocadillo, una patata asada con ajo o medio kilo de costillas de cordero no saben igual si utilizamos el cuchillo y el tenedor o si nos ayudamos solo con los dedos. No es lo mismo. Igual pasa con los tacos mexicanos del restaurante La Katrina, en Alcantarilla, que se deben comer con las manos, como todos los tacos del mundo, a pesar de que sea casi imposible que la tortilla de maíz o de trigo soporte tal cantidad de relleno y la humedad de las salsas que llevan la mayoría de los bocados.

La Katrina, Alcantarilla

  • Dónde: C/ Estación de Lorca, 2

  • Precio: De 1,30 a 1,50 el taco. Unos 12 euros por persona

  • Horario: Cierra lunes y martes mediodía.

  • Teléfono: 608 923 307

Pero da igual. Merece la pena pringarse hasta los codos para disfrutar de unos tacos extremadamente generosos, aunque por el camino haya que gastar dos servilleteros, o digo más, terminar poniéndonos muñequeras de tenis para que los chorretes no avancen hasta los codos.

El local es uno de los restaurantes más austeros en los que he estado en mucho tiempo. Unas diez mesas, una ventana en la fachada y una decoración con típicos motivos mexicanos como máscaras de lucha libre o típicas calaveras. Colores chillones y un servicio en mesa de camareros con los que sientes que estás en buenas manos.

La carta tiene como unos quince platos especiales, fajitas, hamburguesas, postres y una docena de tacos diferentes que van desde los clásicos de cochinita, tinga o mole hasta un taco dorado a base de tortilla de maíz crujiente, carne, tomate, lechuga, crema y queso que no deberíais perderos.

Antes, unos nachos con queso cheddar, guacamole y frijoles que tienes que terminar de empujarte con un tenedor sin más remedio; una bomba rellena de carne y frijoles; y una chimichanga -especie de empanadilla circular- frita y rellena de carne y patata con salsa de yogur, salsa dulce picante y reducción de Pedro Ximenez con otra buena parte de guacamole y lechuga como acompañamiento.

Hasta aquí los entrantes. En cuanto a tacos, además del dorado, que se puede servir en varias versiones, en La Katrina se suceden una serie de combinaciones de carnes, salsas y complementos muy bien tratados para que el cliente no piense demasiado. Para disfrutar de cada taco mexicano el restaurante va combinando pico de gallo -tomate, cebolla, cilantro y lima-, jalapeño, salsa picante de achiote, distintos tipos de queso, guacamole, lechuga, frijoles y crema de yogur muy ligera según el tipo de carne utilizada en cada taco. A esto se le suman las tortillas de maíz y de trigo y una carne francamente jugosa. Además, los tacos van desde 1,30 a 1,50 euros, un precio ridículo para la calidad de cada plato.

También disponen de tortillas crujientes, fajitas y hamburguesas, una con el llamativo nombre de Ku Kul Kan, en referencia al Dios Maya, elaborada con mezcla de carne de cerdo y ternera, queso, jamón, huevo, guacamole, jalapeño y cebolla crujiente que dejo pasar para poder apretarme un par de tacos más.

Los dos últimos son a base de carrillera de ternera con un punto picante delicioso e incluso pruebo un taco de pollo rebozado -como unos 'fingers'- con una combinación de salsas a base de crema de yogur, pico de gallo y guacamole desbordando por los dos costados del taco.

Para terminar me pido 'La llorona', que es la ganadora de la última ruta de la tapa de Alcantarilla, compuesta por una base de maíz crujiente, gamba, lechuga, salsa PX, salsa dulce picante y de yogur en una irremediable propuesta para comer con cuchillo y tenedor. De postre, couland y crepas, pero ocho tacos después, qué más da.

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