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Muestra de platos que se ofrecen en el restaurante de San Andrés. VICENTE VICÉNS / agm
Sabor latino

Sabor latino

El restaurante La Parrilla del Guayaco es uno de los referentes de la cocina tradicional de Ecuador por sus guisos y parrillas

SERGIO GALLEGO

Viernes, 21 de septiembre 2018, 22:57

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Si no le gusta el cilantro, con toda seguridad que La Parrilla del Guayaco no se va a convertir en su restaurante de cabecera. La cocina popular ecuatoriana contiene casi en su totalidad esta hierba aromática parecida al perejil que o adoras y no puedes vivir sin su peculiar sabor cada cierto tiempo u odias con todas tus fuerzas ese persistente aroma que inunda todo lo que toca.

Si el cilantro no es un problema, estamos ante uno de los descubrimientos del año en cuanto a cocina internacional se refiere. Con apariencia de bar de menú diario, sin ningún tipo de alardes, con una gran televisión al fondo del comedor, mesas sin mantel y un servicio cercano y muy rápido, 'El Guayaco', como es conocido entre sus parroquianos, dispone de los platos típicos del país americano, principalmente de la zona de la costa, de donde son originarios los gerentes.

La Parrilla del Guayaco. Murcia

  • Dónde: Calle Dr. Jesús Quesada Sanz, 10.

  • Teléfono: 968 969 220.

  • Horario: de lunes a jueves de 9.30 a 18.00 horas. Viernes, sábado y domingo de 8.30 a 21.00 horas ininterrumpidamente.

  • Precio: Menú del día 7 euros de lunes a viernes. Unos 12 euros por persona a la carta.

La oferta gastronómica es bastante variada. Calculo que para probar los platos principales y más significativos, con dos visitas al local o, yendo con cuatro amigos para tomar varios platos al centro, es suficiente. Porque eso sí: las raciones son muy generosas.

Bolón chicharrón, guayaco, guatita, llapingacho, apanado, chaulafán, salchipapa o papipollo son algunos de los nombres que reciben los platos de esta interesante cocina, pero para entendernos, además de platos combinados donde prevalece la ensalada, la carne a la parrilla o las patatas fritas -la parte menos interesante de la carta-, la cocina del restaurante se basa en guisos sabrosísimos de pescado, arroces condimentados con gambas o carne que recuerdan a los orientales y algunos cortes especiales de carne. Casi siempre, con arroz blanco o deliciosas habichuelas condimentadas -con cilantro, por supuesto- como acompañamiento.

Batidos tropicales

Con una carta de vinos casi inexistente, las bebidas que más presencia tienen en las mesas del comedor son batidos de frutas tropicales y refrescos con un índice muy alto de azúcar. Además, si pides una cerveza, olvídate de ese centímetro de espuma que tanto nos gusta a los murcianicos. Aviso.

La Parrilla del Guayaco es uno de esos sitios donde los sabores de los platos están muy definidos, por lo que es recomendable acercar la cuchara un par de veces aquí, otras dos veces allí e ir cambiando de registro durante toda la experiencia saltando de plato en plato.

Los cubiertos llegan en una especie de panera para que nos los repartamos los comensales. Palomitas y chips de plátano -otro de los ingredientes fundamentales de la cocina ecuatoriana- a modo de tapa por gentileza de la casa me entretienen durante los escasos cincuenta segundos en que tarda la camarera en empezar a traer la comida.

El ceviche de camarones no tiene nada que ver con el peruano. En este caso viene con una gran cantidad de caldo y con un nivel de acidez muy bajo. Junto con el encebollado, un guiso delicioso de atún con patata, verduras y cebolla roja fresca en juliana dispuesta por encima, los que para mí son platos imprescindibles del local. Hay quien agrega las palomitas al guiso de atún, pero si no te apetece puedes estar tranquilo: no es obligatorio.

El arroz chaulapa es similar al conocido como negro que encontramos en los restaurantes chinos. Unas gotas de soja, pimiento verde, cebolla, una buena cantidad de tropezones de gambas peladas, plátano maduro frito y aguacate. Muy rico. Si os gusta el rock and roll, pedid una salsita picante a base de crema de cacahuete para acompañarlo, merece la pena.

Para terminar, como postre, no dejéis escapar el plátano maduro relleno de queso fresco -una ración para cada dos es suficiente- y si tenéis oportunidad, dad también buena cuenta del patacón -plátano verde frito chafado- con el mencionado queso. Ambos bocados son deliciosos y tan diferentes que no parecen el mismo ingrediente. Quizás, el verde es ideal para empezar la comida y el maduro para finalizar, pero no los dejéis escapar.

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