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Viernes, 5 de julio 2019, 02:07
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La mirada, la forma en la que se acerca al paisaje, al lienzo en blanco, es lo que, en toda obra, interesa a Lola Montero (Sevilla, 1968). Qué ofrece esa mirada, por qué caminos discurre, qué rescata o qué deja atrás. «No pinto lo que veo, si no lo que sé», dice la artista. Montero es la autora de la exposición que hasta el 30 de septiembre se podrá visitar en el Museo del Teatro Romano de Cartagena. La muestra, inaugurada la pasada semana, tiene como título 'Roma salis' y es un recorrido por el paisaje de salinas que a Montero han inspirado la costa gaditana y cartagenera. «Desde niña, cuando viajaba en tren de Sevilla a Cádiz, me atraía el paisaje de las salinas. Me quedaba mirando a través de la ventana durante largo tiempo», recuerda.
'Roma salis' es el cuarto proyecto expositivo en torno a la sal que la artista lleva a sala, y el segundo en un espacio museístico. Comenzó a trabajar en esta serie pictórica en 2015, presentando entonces 'Horizontes de sal', exposición que, un año después, llevó hasta la galería Bisel de Cartagena con algunas obras nuevas y bajo el rótulo 'Horizontes de sal II'.
Dónde Museo del Teatro Romano, Cartagena.
Cuándo: Hasta el 30 de septiembre.
Horario: De martes a sábado, de 10.00 a 20.00 horas; domingos, de 10.00 a 14.00 horas.
Su tercer proyecto se inauguró el pasado abril en Alcalá de Guadaíra. Denominado 'Sal para la palabra', unía pintura y poesía. «La palabra -afirma Montero- ha estado muy unida a mi trabajo». Sus cuadros han tomado el nombre de una veintena de poemas que otros tantos poetas han escrito para sus exposiciones. En Cartagena, sin embargo, su obra se muestra solo en imagen, sin textos. En ella se pueden contemplar cerca de medio centenar de piezas entre papeles de acuarela -algunos pintados con agua salada- y lienzos de pequeño y gran formato realizados en acrílico.
'Roma salis' no es solo una exposición de paisajes cargados de belleza, también la foto fija de una actividad humana y de vida. Lola Montero incorpora en su obra lo que ella llama «microcosmos», «todos esos habitantes de las salinas que hacen que persistan o sobrevivan». Se refiere la artista a insectos, aves y vegetación propia de estos espacios, pero también a la labor de quienes trabajan la sal. «Desde la Prehistoria la sal es un concepto de vida, es lo que protege; pero todos estos organismos contribuyen a que se mantenga».
La inclusión de este «microcosmos», dice Montero, es una novedad en su obra, en la que también aparecen casas de labranza, molinos y otros edificios construidos por el ser humano: «Me interesa la verticalidad de lo urbano», confiesa la pintora sevillana, vinculada a la galería Bisel de Cartagena desde hace más de dos décadas. A la ciudad portuaria viaja, afirma, cada dos años: «Volver supone encontrarte con algo reconocible. Me gusta». En 'Roma salis' Montero expone, entre otros, el paisaje de las salinas de San Pedro del Pinatar, aunque, remarca, «con mi mirada de pintor; mi mirada interna, que no tiene por qué ser lo que estoy viendo, sino lo que quiero buscar».
En relación a esta propuesta, apunta la directora del Museo del Teatro Romano de Cartagena, Elena Ruiz Valderas, que se trata de «un proyecto expositivo de investigación plástica en torno al mundo de la sa», pero también sobre su vinculación «a la historia del hombre en esta orilla del Mediterráneo», y recuerda que muchos escritores romanos citan en sus textos que la existencia de salinas cercanas a Carthago Nova permitió «ampliar el comercio de la sal y de los salazones», así como la comercialización de «la famosa salsa garum, muy apreciada en su época».
'Roma salis' es un viaje por la belleza del paisaje, pero también por la historia, y por el presente, al final, dice Montero, «el artista tiene que vivir en su tiempo, y yo intento hacerlo».
Lola Montero nos traslada a una naturaleza domesticada, en la que ha intervenido el hombre a través de los siglos desde una simple compuerta de madera hasta aquellas fábricas de sal en ruinas, que parece que cayeron en el olvido, pero que se elevan verticalmente sobre un paisaje casi horizontal como sombras misteriosas.
Esas salinas con sus aguas retenidas al sol también ayudan a conservar los ecosistemas, mantener los humedales y esas poblaciones de fauna marina y aves acuáticas. En sus papeles, con la frescura del apunte directo, Lola Montero nos permite escuchar el susurro de las tranquilas aguas mecidas por la brisa marina o el aletear de las aves. :: ELENA RUIZ VALDERAS
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