Cayetana Guillén Cuervo y parte del elenco. LOSDEDAE

Oda a la inclusión desde una isla marginada

Cayetana Guillén Cuervo protagoniza un espectáculo de danza, teatro y rap que pone el foco en la parte de la sociedad que vive en riesgo de exclusión

Viernes, 8 de noviembre 2024, 01:00

En las aguas del mar Tirreno, dentro del archipiélago de las Pontinas, existe una isla que mide 1,54 km2. Su nombre es Pandataria y, ... desde la época de la dinastía Julio-Claudia, ha estado destinada a acoger a exiliados. Por aquel entonces, las mujeres del imperio que no se adecuaban a las normas (adúlteras, poderosas, independientes, políticas) debían exiliarse a Pandataria para lavar la imagen de la autoridad. Julia la Mayor fue la primera y tras ella, su hija y su nieta en distintos momentos de su vida. La vida en el exilio en una isla tan pequeña y sin posibilidad de salir podía llegar a ser muy aburrida y asfixiante, pero Pandataria como isla-prisión llegó a representar el paraíso de los olvidados.

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Pandataria

  • Cuándo Viernes, a las 20 horas.

  • Dónde Teatro Circo Murcia.

  • Cuánto Entradas: 15, 18 y 20 euros.

En ese lugar se sitúa Cayetana Guillén Cuervo, protagonista de una obra que aúna la danza, la interpretación y el rap. Laila Ripoll firma el texto y Chevi Muraday dirige y también actúa en este espectáculo confeccionado como una oda a la inclusión que pone el foco sobre la parte de la sociedad que vive marginada. Para ello se fijan también en lo sucedido en 1941: tres hombres de apellidos Spinelli, Rossi y Colorni acabaron en la misma isla bajo las órdenes de Mussolini por poner en duda la llegada al poder del dictador. Pandataria ya había cambiado el nombre a Ventotene y fue allí donde, tras las huellas de Julia la Mayor y sus descendientes, encontraron su propio paraíso y redactaron el texto que sería el caldo de cultivo de la Europa que conocemos hoy en día: el manifiesto de Ventotene.

Chevi Muraday es el director de este texto escrito por la dramaturga Laila Ripoll

Así, Pandataria demuestra ser una utopía necesaria, un lugar al que aspiramos llegar para eliminar las fronteras y demostrar que todo ser humano es válido. El paso del tiempo nos muestra que, a pesar de los siglos y los avances, ya sea en el Imperio romano, en la época del fascismo o en el siglo XXI, los cuerpos que no encajan serán excluidos. «Y vamos a darles voz», afirma el director. Para acercar la pieza a nuestros días, la obra se ha centrado en aquellos que son «nuestros olvidades», alguno de los cuales están en zonas en riesgo de exclusión como puede ser la Cañada Real o el Raval de Barcelona. El paralelismo que se establece entre las patricias romanas en su contexto y los refugiados del sur del mundo en el nuestro es una línea muy fina y con una distancia mucho más corte de lo que podría parecer, porque hay más similitudes que diferencias en la exclusión que ambos mundos han sufrido.

La pieza se centra en zonas en riesgo de exclusión como el Raval de Barcelona

Por eso Pandataria configura «el cajón de sastre, la isla prisión, la isla del marginado, del que no forma parte de la norma, del que viene defectuoso; la isla de los que sobran, de los que tambalean el mundo, de los que no son válidos». Lo cierto es que no hay un manual de instrucciones para saber quiénes son válidos y quiénes no, pero «sabemos reconocer la transgresión y la apartamos, la encerramos en una isla de un kilómetro cuadrado por miedo a lo diferente». El objetivo de esta pieza, completada por Elio Toffana, Lisvet Barcia, Basem Nahnouh y Chus Western en el elenco, es crear su propio manifiesto: «La eliminación de fronteras y la toma de conciencia de que esos límites imaginarios los ponemos nosotros».

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