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Surfin' Bichos. Toni Villar
«Hay momentos en los que somos los que éramos entonces»

«Hay momentos en los que somos los que éramos entonces»

La banda manchega liderada por Fernando Alfaro celebra el 25 aniversario de su obra maestra, 'Hermanos carnales'

ALBERTO FRUTOS

Viernes, 20 de octubre 2017, 13:16

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Hablar de discos perfectos es una temeridad. Lo que para unos puede ser un viaje de ida sin billete de vuelta directo a la memoria, un trayecto resplandeciente entre canciones que se adhieren a la piel con la misma fuerza que al nudo de la garganta, para otros puede tratarse de poco más que un divertimento, en el mejor de los casos. Pero la objetividad nunca ha sido demasiado melódica, así que proyectemos la lanza hacia un paisaje excesivo y, ya que estamos, también nostálgico. 25 años, dependiendo de cómo se miren y cómo suenen, pueden pesar como una condena sin libertad condicional o convertirse en una cama repleta de vino y rosas en la que siempre es medianoche. En el caso que nos ocupa, podéis colocar vuestra confianza en el segundo lado de la balanza, sin miedo. Surfin' Bichos y sus 'Hermanos carnales' terminarán de desequilibrar el asunto a favor de los (muy) buenos. Y es que, en una clave mucho más cercana a Gardel que a Sonic Youth, el tercer y mejor disco de la banda liderada por Fernando Alfaro, en pie, demuestra que, efectivamente, veinticinco años no es nada. Una cifra que no ha dejado ni una pizca de polvo en las estanterías sonoras de una de esas colecciones de canciones nacidas para perdurar y dejar al futuro plantado y bebiendo a solas. Ya en el momento de su publicación, 1992, 'Hermanos carnales' se convirtió en el inicio y el final de casi todos los argumentos con los que contaba la banda albaceteña a la hora de postularse como referente, dicho y hecho, pero el tiempo que ha pasado desde entonces no ha hecho más que engrandecer sus logros y virtudes. No hablemos de referencias ni influencias, Surfin' Bichos siempre sonaron a ellos mismos. Y nunca lo hicieron mejor que aquí. En este 2017 que ya anda interpretando sus bises de despedida, afortunadamente, Alfaro y compañía han decidido regresar a los escenarios para celebrar y demostrar el poder cautivador que siguen teniendo canciones tan redondas e inolvidables como '¡Fuerte!', 'Viaje de redención', 'Ella y yo', 'Mis huesos son para ti' o 'En otoño', una joya decorada con maravillosos arreglos de cuerda que ejemplifica a la perfección el nivel de precisión conseguido por los manchegos en esta etapa clave de su carrera. Una oportunidad perfecta para charlar con Alfaro antes de que su voz comience a recitar las inolvidables palabras de 'Mi hermano carnal': «Calentaré tu alma fría en las entrañas de un animal. Sé que duele: es la vida, solo la muerte no causa dolor». Ya estamos temblando.

-¿Qué tenía un disco como 'Hermanos carnales' para destacar de una manera tan especial dentro de la carrera de Surfin' Bichos y del panorama musical español de la década de los 90?

  • Cuándo Viernes 20, a las 22.30 horas

  • Dónde Sala REM

  • Cuánto 15 /20 euros

-Creo que es el punto culminante de un empeño que tuvimos de hacer llegar un mensaje profundo sobre lo complicado que somos como seres humanos de una forma muy asumible, muy pop. En ese sentido, el disco en el que mejor se tradujo este proceso fue en 'Hermanos carnales'. En los primeros discos buscamos unos sonidos más marcianos, más alternativos, y aquí conseguimos un planteamiento con un sonido más presente y brillante. Creo que esto hace que el contenido, en cuanto a canciones, resulte más asequible. Es su gran virtud, aunque hay otras. Es un disco en el que tienes bossa nova, soul desquiciado, punk rock, canciones íntimas y hasta homenajes encubiertos a Jonathan Richman como 'Ella y yo'. Es un disco de extremos.

-¿Sigue doliendo la espina de no haber podido publicarlo en el formato con el que nació en tu cabeza? Es decir, un disco doble dividido entre los temas más accesibles y los más experimentales.

-En su día me fastidió bastante tener que renunciar al concepto original del disco, que estaba basado en los hermanos gemelos cuasi siameses que protagonizan la película 'Inseparables' de David Cronenberg. Yo me lo planteaba como una especie de dicotomía, de paradoja extrema, con una parte más socialmente seductora y otra más retraída y doliente. Me gustaba la idea de que cada disco tuviera cada una de esas formas de ser. Y todo eso se perdió cuando tuvimos que renunciar al formato doble. Pero también hicimos algo parecido a un trabajo de edición con el que aligeramos el peso del conjunto, que tampoco está tan mal. Lo que pierdes por un lado lo ganas por el otro. Pero sí que me quedé con la espina.

-¿Cómo ha sido el reencuentro con todas estas canciones 25 años después? ¿Qué sensaciones te ha provocado volver a escuchar el disco?

-La verdad es que hacía muchísimo tiempo que no lo escuchaba. Es decir, bastantes canciones sí que las tenía presentes ya que las he estado interpretando en los últimos años, pero otras ni siquiera en su día las tocamos en directo. Ha sido encontrarse con algo nuevo en muchos sentidos. Escuchándolas ahora, con el tiempo, y es algo que me pasa a mí y al resto del grupo, nos han sorprendido, hemos llegado incluso a encontrar sentidos ocultos en ellas.

-Es decir, tiene también algo de redescubrimiento, no solamente de celebración.

-Sí, sí. Le hemos procurado dar a las canciones la forma con la que ahora nos sentimos más cómodos, sumando el peso de la perspectiva que le da el paso de los años. La sensación en algunos casos es que es material nuevo. Y esto lo hace más interesante, más excitante. No se trata de una mera repetición, rescate o recuerdo de lo que fuimos, va mucho más allá.

-En referencia a las canciones, siempre me ha resultado muy interesante el componente bíblico que tienen muchas de ellas. ¿De dónde viene esa querencia por cultivar canciones en un terreno tan complejo y controvertido como la religión?

-Hay una mezcla de motivaciones con las que nos podríamos extender hasta el psicoanálisis o la psiquiatría. El primer elemento es estético. La raíz de la música que nosotros practicábamos y seguimos practicando es americana; rock and roll, blues o country. Son músicas en las que el componente religioso, sobre todo en lo literario, está muy presente. Y ese es el testigo que yo quise coger en su día para crear algo parecido a una religión paralela desquiciada que nos pusiera en un espejo frente a nuestras propias contradicciones. La lucha continua entre el bien y el mal, lo espiritual y lo carnal. Para mí era un recurso muy potente. Además, la Biblia siempre me ha parecido un libro brutal. De la misma forma, por mi bagaje personal, y por cuestiones sociológicas, he realizado mi trabajo en un país en el que hay un poso religioso muy fuerte tradicionalmente que, aunque ya no es lo que fue, se mantiene en nuestro acervo cultural.

-'Hermanos carnales' también vivió un breve, pero intenso romance con la radiofórmula de la época gracias a 'Fuerte'. ¿Os sorprendió? ¿Cómo lo vivisteis?

-Era el empeño que teníamos desde el principio. En una de nuestras primeras entrevistas dijimos algo así como: «No os damos lo que queréis escuchar, sino os damos lo que sois». Ese tipo de mensaje sobre lo complicado de ser humanos no es muy habitual en la música pop. Aunque, por supuesto, en algunas ocasiones sí que ha conseguido decir cosas muy profundas con un lenguaje sencillo, las mejores canciones son así. Nosotros, ya digo, en aquel momento queríamos que aquella confusión fuera asumible a la primera. Y el momento clave fue cuando 'Fuerte' sonó en la radiofórmula. A mí no me sorprendió porque yo estuve en todo el proceso que llevó a cabo la compañía para que pasara, apoyando la decisión porque me parecía revolucionario, aunque por entonces también sonaba Nirvana en aquellas emisoras.

-Actualmente, parece que se quiere recuperar ese espíritu de apostar por música más 'alternativa' o 'independiente', cada vez se hacen más imprescindibles las comillas, en algunas de las emisoras de radiofórmula más representativas de nuestro país, ¿no te parece?

-Me inclino a pensar que no es lo mismo que entonces. En aquel momento, lo que se pretendió fue llevar el 'show business' a un nuevo paradigma. Insisto, Nirvana fue el ejemplo más evidente y por ahí entró más gente, como nosotros, en nuestras modestas condiciones. Actualmente, creo que es más una especie de estilización de lo que se entiende como indie, un ejercicio de estilo, casi una forma de vestir. Incluso la hora de plantear la composición de las canciones se hace de una forma muy orientada a los festivales, que son los grandes actores que tenemos hoy en día. Si antes surgían grupos, promovidos por multinacionales, expresamente para sonar en radiofórmula, hoy se hacen para sonar en festivales. Y eso no me parece nada rompedor.

-Hablemos del directo. ¿Cuáles son las principales diferencias que encuentras entre los conciertos que ofrecían Surfin' Bichos a comienzos de los 90 y los realizáis en 2017?

-A pesar del paso de los años, hay momentos en los que tenemos las mismas vibraciones y sensaciones en el escenario que entonces, aunque parezca mentira. Pasa más en los temas más cañeros. Y, por otro lado, los instantes en los que más nos vemos como somos ahora son cuando interpretamos las canciones más desconocidas del disco. A esas les hemos dado otra vía diferente. Resumiendo, hay momentos en los que somos los que éramos entonces y otros en los que se nota que hemos pasado muchas cosas en el camino.

-¿Cuánto margen de innovación e improvisación sobre el escenario deja la relectura de un disco al completo?

-En algunas más que otras. Los temas que tenemos más asumidos o que tocamos en nuestra reunión de 2006 tienen una forma más cerrada, pero, aun así, siempre hay momentos para la improvisación. Es algo que, con el tiempo, valoras más dentro de la vivencia de tocar en directo. Intentamos siempre ir un paso más adelante del disco, tratamos de mejorarlo. Es lo que te da más motivación. Además, si nos tuviéramos que limitar a ser cien por cien fieles al material original, no habríamos hecho esta gira.

-Más allá de los conciertos, ¿qué hace falta para que Surfin' Bichos vuelva a meterse en un estudio a grabar nuevas canciones?

-Lo veo muy difícil. A raíz de esta reunión, desde luego que no, porque no tiene sentido. Hemos planteado esta gira como una celebración y los cumpleaños, lo que tienen, es que terminan (risas). Yo no soy de los que dice de esta agua no beberé, pero no creo que vaya a ocurrir.

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