Rutas en la Región de Murcia para disfrutar de vistas panorámicas desde las alturas
Sierra Espuña, Lorquí, San Ginés de la Jara y Cabezo de Torres son algunos de los lugares de la Región de Murcia que cuentan con cabezos en su orografía, desde los que se puede contemplar el horizonte o descubrir modos de vida pasados
En los 11.313 km² de superficie de la Región de Murcia hay espacio para todo un universo de paisajes, relieves y orografía. Tenemos huerta, costa y valles, pero también puntos altos desde donde contemplar los heterogéneos paisajes de la Comunidad. Una buena opción para disfrutar de vistas panorámicas desde las alturas son las rutas por los cabezos y cerros más imponentes y sorprendentes del territorio. Entre ellos no puede faltar Sierra Espuña, el primer destino ecoturístico de la Región, que ofrece un rico patrimonio cultural y natural en el que realizar senderismo con las 'espusendas'. Los cabezos de Lorquí y de San Ginés de la Jara, por su parte, contienen en sus tierras buena muestra de los antiguos modos de vivir –cada uno de su época–, mientras que Cabezo de Torres guarda en el color de su montaña una historia de lo más curiosa.
1
La diversidad de Sierra Espuña, en el corazón de la Región de Murcia
El conjunto montañoso de Sierra Espuña se extiende por los terrenos de Alhama de Murcia, Totana, Mula, Aledo, Librilla y Pliego, con una superficie de 25.000 hectáreas. La zona, en el corazón de la Región de Murcia, ha sido declarada sitio natural de interés nacional y protegida como Parque Regional. Se trata de un macizo montañoso de naturaleza caliza que llega a superar los 1.500 metros de altitud y su fisonomía se configura en la actualidad tal y como se encontraba hace 20 millones de años. Es uno de los más completos destinos turísticos de la zona por su diversidad y contraste de ambientes y paisajes, entre bosques, estepas, alta montaña, extrema aridez o frondosos arbolados.
Sus cerros y cabezos cuentan con miradores que ofrecen panorámicas de las diferentes zonas de Sierra Espuña. Es el caso del Mirador del Collado Bermejo, un paso obligado a 1.201 metros de altitud, en la subida al Morrón de Espuña y a los famosos Pozos de la Nieve. Desde allí se pueden contemplar cerros, valles e incluso barrancos. Otros de los puntos obligados son el mirador del Collado Mangueta, en el recorrido del sendero de Pedro López, y el del Collado Pilón, en la subida de las Alquerías.
2
Lorquí, enclave plagado de numerosos cabezos y casas cueva
En mitad de la Vega Media del Segura, Lorquí hace gala de su marcado carácter huertano, para lo que destacan vestigios de carácter agrícola como sus norias. Pero sin duda, sus elementos diferenciadores son su orografía, plagada de cabezos y su tipo de vivienda particular, las casas cueva. A día de hoy algunas han sido convertidas en museos, en cuevas flamencas o en nuevas viviendas adaptadas. Su número es tan elevado que Lorquí se alza con el título de pueblo con viviendas trogloditas de la Región.
Todo ello se debe a los imponentes cabezos que rodean la ciudad. Son un elemento diferenciados e identificador de la localidad por su importancia histórica, por su valor social y paisajístico, permitiendo conservar habitadas algunas casas cueva hoy en día. El Cabezo de la Ermita es uno de los que posee un abundante número de cuevas y cuenta con un mirador que corona Lorquí, ofreciendo una panorámica de 360 grados, desde la que contemplar un atardecer sin igual.
Otra de las vistas de la localidad se puede contemplar desde la cima del Cabezo Escipión. Allí se encuentra un graderío de hormigón armado que facilita su utilización como auditorio. El recorrido por los cabezos del municipio también llega hasta el de Las Polacas, donde se halla la cueva-museo 'Los Tablachos', visitable previa cita, para conocer el modo de vida de otros tiempos.
3
El Cabezo de San Ginés de la Jara o Monte Miral en Cartagena
Cerca del Mar Menor y de Cabo de Palos se halla el Cabezo de San Ginés de la Jara, una elevación de roca caliza que ha sido declarada Bien de Interés Cultural con categoría de 'Sitio Histórico'. También se conoce como Monte Miral y en sus tierras se han encontrado bienes paleontológicos, arqueológicos y testigos de la historia medieval, moderna y contemporánea de la Región. En sus terrenos permanecen cinco ermitas en ruinas de las nueve que existían, así como el Monasterio de San Ginés de la Jara, de naturaleza franciscana y destino de una tradicional romería.
Uno de los yacimientos paleontológicos que destacan en el Cabezo es la Cueva Victoria, donde se han hallado restos óseos de 90 especies de vertebrados con una antigüedad que llega a los 900.000 años, muestra de la fauna del sureste peninsular durante el Pleistoceno. Además en el contorno del cerro también se incluye un yacimiento del Paleolítico superior, otros tres de época romana y no se descarta que aparezcan nuevos.
4
La montaña murciana pintada de azul en Cabezo de Torres
La familia Torres, que vivía en este peculiar cabezo, le dio el nombre al paraje. Se encuentra a 87 metros de altitud y ofrece una excelente vista del pueblo, la huerta, la zona norte de la ciudad de Murcia y los castillos de Monteagudo. Su peculiaridad reside en el color que reina su montaña desde hace más de 20 años: las piedras fueron pintadas de azul por un vecino del pueblo, Diego López 'El Profeta', considerado un representante del arte marginal.
Se reconoce como un augur que pintó la montaña por orden divina, aunque poco después se vio obligado a marcharse del pueblo. Cuando regresó decidió añadir pintura blanca a mano, para que el monte, en mitad de la huerta más calurosa de Murcia, tenga apariencia de nevado. Así la zona se ha convertido en una de las señas de identidad del pueblo.