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Varios niños, en plena elaboración de una pizza durante uno de los talleres de Minigourmet.

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Varios niños, en plena elaboración de una pizza durante uno de los talleres de Minigourmet. Guillermo Carrión / AGM

Una fondue de queso y... ¡crema de calabaza!

Más de 300 niños disfrutan durante el fin de semana de los talleres Minigourmet dirigidos a los más pequeños

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Lunes, 12 de noviembre 2018, 08:05

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Una cata a ciegas es la mejor forma para eliminar prejuicios y lanzarse a probar nuevos alimentos sin que la vista condicione el sabor. Y para los niños, más. Lo sabe bien María José Martínez Larrosa, de La Alacena de Ángela, encargada de guiar, durante todo el pasado fin de semana, al batallón de niños que realizaron con ella alguno de los talleres del programa Minigourmet desarrollados en Murcia Gastronómica.

Propuestas divertidas, pero también nuevas, para muchos de los niños que con gorro y delantal se pusieron manos a la obra para elaborar pizzas, magdalenas, empanadas, muffins y hasta una lasaña de boloñesa de atún; eso sí, con la ayuda de Martínez y de los monitores que acompañaron a los pequeños durante el programa de talleres, patrocinado por Hida.

Degustaron platos a los que están acostumbrados, pero no con los ingredientes que les ofrecieron en el taller: calabaza, boniato o pimientos, por ejemplo. Al principio, reconoció Martínez, muchos se negaron a probarlos, e incluso pusieron muecas, pero todos terminaron relamiéndose los labios una vez que cataron el resultado. «A mí, la calabaza antes no me gustaba, pero ahora está rica», confesó una de las pequeñas participantes en el último de los talleres realizados ayer, en el que los niños descubrieron cómo hacer una fondue de calabaza.

Entre otros alimentos, elaboraron minipizzas de verduras, brazos de gitano a base de patata y empanadillas

Los pequeños disfrutaron pinchando con palitos de madera un bol repleto de dados de queso y trozos de pan, cortado también en cuadrados, que luego untaron en una crema de calabaza, cebollino y queso fundido al microondas. El bol quedó vacío. Y los pequeños, encantados con la merienda.

«A veces hay que engañarles un poco para que prueben las cosas», apuntó Martínez. De ahí, las catas a ciegas. Todas, con resultado positivo. A lo largo de esta edición de Minigourmet -hoy ya no hay talleres infantiles-, los chicos han aprendido a hacer brazos de gitano de patata y pisto, minipizzas de verduras, empanadillas con pasta brisa, brownie de chocolate blanco con boniato y patatas rellenas, entre otros platos. Para estas recetas, los pequeños utilizaron como base una salsa de tomate especial para niños diseñada por Hida, que los participantes en la actividad se llevaron a casa como obsequio.

«A veces hay que engañarles un poco para que prueben cosas», aseguró la chef María José Martínez Larrosa

Los talleres, por los que han pasado más de 300 chavales, han contado con pequeños de entre 5 y 12 años. «Algunos venían ya con conocimientos de cocina; bien porque habían realizado talleres con anterioridad o porque ayudan en casa», apuntó Martínez. Otros llegaron con ganas de aprender y un solo sándwich en el 'currículo culinario'. O vaso de leche en el microondas, reveló entre risas uno de los pequeños.

Piruletas de chocolate

Además de los postres de verduras y elaboraciones saladas, incluidas en el recetario previsto en los talleres, los chavales aprendieron a hacer piruletas de chocolate que decoraron a su gusto: con forma de corazón, triángulos o círculos. Para ello utilizaron una manga pastelera que elevaron a la 'categoría' de «máquina», con la que disfrutaron, no solo elaborando sus piruletas, sino vertiendo cacao sobre sus dedos para después llevárselo directamente a la boca. «El chocolate les encanta», confirmó Martínez, una experta ya en este tipo de talleres y fiel a la cita de Murcia Gastronómica: «Vengo casi todos los años», afirmó.

Para ella, la clave del éxito de esta actividad, de la que los niños salen siempre con una sonrisa y alguna que otra mancha, es que los pequeños realizan sus propios platos, y eso, «les gusta», aseguró Martínez. También, compartir con sus compañeros la 'mesa' de trabajo. «Algunos se lanzan a probar los platos porque ven que sus amigos lo hacen y repiten», añadió. Lo que está claro es que su taller es el «más divertido» del congreso.

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