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Perdiz enjaulada con royal de jamón y otro plato con original presentación. Vicente Vicéns / AGM
Diversión y cordura

Diversión y cordura

La Tapeoteca se ha convertido en uno de los locales de referencia de un gran número de murcianos que buscan sabor, textura, calidad, precio y buen rollo

SERGIO GALLEGO

Sábado, 8 de septiembre 2018, 03:22

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El no ser un plasta, un aburrido, y evitar llenar la carta del restaurante con platos de moda como el muslo de pato confitado de hace diez años, el tartar de atún, el pulpo roquero a la plancha, el ceviche o el huevo trufado de esta última etapa no debe de ser una tarea fácil. La tentación de incorporar platos con un alto rendimiento contrastado, sin riesgo, debe de ser demasiada atrayente para los empresarios hosteleros que la de asumir riesgos -innecesarios- e intentar salir de la comba sin tropezar en la cuerda. El problema es que este hecho está homogeneizando una buena parte de la oferta gastronómica en la Región, lo que está ocasionando que a veces tengamos que levantar la cabeza de la carta y mirar a los lados para recordar a qué local hemos venido a comer, ya que las similitudes de sus propuestas gastronómicas son increíblemente parecidas.

Sin embargo, encontramos algunos locales como La Tapeoteca, donde la propuesta resulta atractiva y divertida, aunque contenga un ceviche, un tartar de atún y un pulpo a la parrilla -los tres platos que más se repiten en las cartas murcianas- y, a priori, nos pueda sonar a más de lo mismo. Pero no. El ceviche, por ejemplo, está emplatado en una concha de porcelana en forma de ostra y el sabor es punzante y equilibrado; como debe de ser. Además, encontramos algunos platos como un delicioso curry tailandés -verduras frescas bien picadas con leche de coco, tallarines y cochifrito ibérico-, un cucurucho de salmón marinado con helado de wasabi, taco de costillar, kimchee, cilantro y menta; bacalao confitado con verduras salteadas, cordero segureño glaseado con su jugo o arroz negro con calamares y alioli en donde, además de frescas presentaciones, encontramos una intencionada huida de la rutina.

La Tapeoteca no es un bar de tapas puro y duro. Aunque el nombre pueda llevar a engaño, hay picoteo, platos únicos y contundentes y para compartir. De la primera selección resulta un acierto el yogurt de espárrago blanco con cus cus vegetal, aunque no esperéis un sabor muy potente. La perdiz enjaulada con royal de jamón y espuma de guisantes, un bocado muy conseguido en técnica, textura y presentación, puesto que la elaboración se introduce en un huevo que llega a la mesa dentro de una jaula con un poquito de paja. Muy rico y divertido, aunque no estoy seguro de si subiendo la temperatura al plato ganásemos dos enteros.

La Tapeoteca, Murcia

  • Dónde Plaza San Pedro

  • Teléfono 663724059

  • Horarios De lunes a domingo de 12 a 23.30 ininterrumpidamente

  • Precio Unos 25 euros por persona

En una buena remesa de platos de carnes y pescados como corvina con cremita de topinambur y salicornia, raviolis de rabo de toro con patata trufada, secreto a la parrilla o el bacalao a baja temperatura con verduras llegan las opciones de platos individuales, pero la verdad es que yo prefiero platos al centro y compartir para tener oportunidad de probar más elaboraciones y, de paso, para que mi contraria no pueda llevar la cuenta de los viajes que llevo con la cuchara.

Una vuelta de tuerca

Especialmente pensados para poner al centro se encuentran un steak de solomillo con una «salsa secreta», el tartar de atún, mini hamburguesas, los mencionados tallarines y unas alitas de pollo deshuesadas con manzana salteada y salsa teriyaki que suelen servir en un plato en forma de pata de gallina gigante con las uñas pintadas de rojo chillón. Si bien es un buen bocado, el sabor dulce de la salsa puede resultar un poco pesado. Mi recomendación es no tomar solo, sino acompañado con cualquier otro plato de sabor diferente, más ligero. A mí me gusta añadirle un poco del curry tailandés a las alitas; haréis un buen lío a vuestras papilas gustativas, pero la frescura del ácido del plato oriental compensa el pesado edulcorante.

Los paparajotes se sirven como si fuesen hojas de un árbol en miniatura en un empeño que permanece durante toda la experiencia de ofrecer platos conocidos por los clientes dándoles un vuelta de tuerca. Y se agradece, porque se puede ser divertido y saber muy bien lo que haces.

Evalucación (sobre 10 puntos)

  • Cocina 8

  • Calidad-precio 8

  • Servicio 7

  • Local 6

  • Bodega 6

  • Nota media 7

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