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NATALIA BENITO
Sábado, 15 de diciembre 2018, 22:57
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Lola Herrera, capaz de interpretar con la misma y admirable energía a Carmen Sotillo con 44, 66 u 83 años, retoma su personaje más emblemático sobre las tablas. La actriz, que confiesa haberse equivocado al despedirse para siempre de la protagonista de 'Cinco horas con Mario' en 2005, recuperó el monólogo que le ha perseguido durante toda su trayectoria en 2016, con motivo de la conmemoración del 50 aniversario de la novela de Miguel Delibes. La cita de este domingo en Lorca es, en principio, una de las últimas oportunidades de disfrutar en la Región a Lola Herrera en este papel. No obstante, tras esta gira de despedida que, debido a la gran acogida que está teniendo por el público puede prolongarse, en 2019 la obra se instalará por un tiempo en Madrid debido al éxito cosechado en la pasada visita. Con apenas una mesa, tres sillas, un sillón, un libro y una máquina de escribir, la intérprete, transformada en Menchu, realiza la radiografía de la sociedad española de los 60.
La historia se sitúa en marzo de 1966 y el marido de Carmen Sotillo acaba de fallecer de forma inesperada. Ya han dado el último adiós familiares y amigos y Carmen, sola, se dispone a velar por la noche el cuerpo de su esposo e inicia con él un monólogo en el que se descubrirá la historia de este matrimonio y se pasará por reflexiones en cuanto a la culpa, la soledad, la incomunicación y el sentido de la vida.
Cuándo El domingo, a las 20.00 horas. Dónde Teatro Guerra. Entradas 12, 18 y 20 euros.
Dónde Teatro Guerra. Entradas 12, 18 y 20 euros.
Con ese habla tan realista que Miguel Delibes recogió en su novela, Carmen Sotillo muestra las preocupaciones que en ese momento estaban en la calle, que chocarán en mayor o menor medida a los que no vivieron esa época mientras que los que la presenciaron reconocerán a la perfección esa España. Es la España de Carmen, una mujer de pensamiento conservador, con una frustración desparramada desde el sexo hasta el deseo de un mayor nivel de vida, de clase media y vida provinciana casada con Mario, un intelectual de clase social algo inferior, sin demasiado brillo ni aspiraciones, cristiano progresista, un personaje también muy de la época, lleno de buenas intenciones más en las ideas y en las tertulias que en la práctica o en la lucha. Es la España en la que Carmen Sotillo se pregunta: «¿Para qué va a estudiar una mujer?», y se contesta que una chica que estudia es una chica sin gracia.
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