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La introducción de la alimentación complementaria nunca debe hacerse antes de los 4 meses.
La alimentación del bebé programa su salud futura

La alimentación del bebé programa su salud futura

El riesgo de padecer algunas enfermedades no transmisibles como problemas cardiovasculares, hipertensión o asma, podrían estar determinados desde nuestros primeros meses de vida

redacción

Martes, 16 de mayo 2017, 11:04

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Los alimentos que el niño recibe durante los primeros años de vida condicionarán su salud en el futuro. Esta es una de las afirmaciones que más se repitieron durante las IV Jornadas Científicas Internacionales organizadas por la Cátedra Ordesa de Nutrición Infantil en Granada. «Diversos estudios demuestran que la nutrición temprana y el estilo de vida durante el embarazo y la primera infancia tienen efectos perdurables en la salud de las personas y nos predispone al riesgo de determinadas enfermedades», explica el profesor Berthold Koletzko, catedrático de Pediatría en la Ludwig-Maximilians-Universität Munchen de Alemania. Así, el riesgo de padecer algunas enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes, problemas cardiovasculares, hipertensión o asma, podrían estar determinados desde nuestros primeros meses de vida. Para los expertos esto supone una oportunidad para la prevención. «Los factores nutricionales podrían explicar hasta el 50% la aparición de algunas enfermedades, que podrían controlarse desde las primeras etapas de la vida», afirma Gerardo Rodríguez, profesor titular de Pediatría de la Universidad de Zaragoza.

Mary Fewtrell, presidenta del Comité de Nutrición de la The European Society for Paediatric Gastroenterology Hepatology and Nutrition (ESPGHAN), señala que hasta ahora la mayoría de estudios se han centrando en la etapa de la lactancia, pero la introducción complementaria puede tener también efectos determinantes en la salud.

Fewtrell apunta algunas pautas para una adecuada nutrición infantil. La introducción de la alimentación complementaria es uno de los momentos clave, que con la incorporación de nuevos sabores y texturas, establecerá las preferencias alimentarias y los comportamientos en cuanto al apetito. Según la experta, la introducción de la alimentación complementaria nunca debe hacerse antes de los 4 meses.

En cuanto a las proteínas remarca que se ha comprobado que una alta ingesta podría aumentar el sobrepeso u obesidad. De esta forma se recomienda limitar su toma, que no debe sobrepasar el 15% de la energía total, con el objetivo de evitar un aumento excesivo de peso y reducir notablemente la obesidad en la edad escolar.

Por su parte, la profesora Natasa Fidler, jefa del Departamento de Nutrición del Hospital Infantil Universitario de Liubliana (Eslovenia), mostró datos de la revisión que ha llevado a cabo la ESPGHAN sobre los azúcares en la alimentación infantil. El consumo de azucares libres debe ser inferior al 5% del consumo total de energía y recomendó evitar los azúcares añadidos en batidos, zumos de frutas o lácteos endulzados, y consumir azúcar solo en su forma naturalmente presente en lácteos o frutas.

La dieta y su impacto en el crecimiento

«Una alimentación pobre en nutrientes puede ser negativa pero también puede serlo una alimentación excesiva», destaca el doctor José Manuel Moreno, presidente del Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría (AEP), que remarca la importancia de una nutrición equilibrada que incorpore los nutrientes específicos necesario para que el niño crezca y se desarrolle adecuadamente.

La obesidad infantil es uno de los retos más acuciantes de la salud nutricional. Para el doctor Moreno, el aumento de niños con sobrepeso en los últimos años se ha producido en parte por «la excesiva ingesta de calorías, un mayor tamaño de las raciones y el descenso en la práctica de actividad física».

Durante las jornadas también se han dado a conocer algunos datos de estudios realizados sobre cómo los probióticos y prebióticos inciden en la microbiota intestinal, cuya composición tiene efectos en el sistema inmunológico y el metabolismo. Según pruebas recientes, «la composición de la microbiota intestinal se asocia con el desarrollo de la diabetes tipo 2 y podría ser una herramienta de prevención para la obesidad, reduciendo de forma significativa la grasa abdominal y el índice de masa corporal», explica Angel Gil, presidente del Consejo de la Fundación Iberoaméricana de Nutrición (FINUT). Sin embargo, Gil opina que es necesario realizar más estudios para evaluar mejor los efectos de los probióticos y simbióticos.

Otra de las cuestiones abordadas han sido los casos de alergia a la proteína de la leche de vaca. La profesora Elvira Verduci, investigadora en Pediatría de la Universidad de Milán, comenta las posibilidades en el uso de los hidrolizados extensos de leche de vaca y de arroz en el tratamiento de la alergia infantil.

Así, aclara que este tipo de fórmulas deben mantener las condiciones y propiedades nutricionales necesarias para aportar el 100% de los nutrientes requeridos entre los 4 y los 6 meses de vida, y la mitad del consumo diario de nutrientes necesarios a partir del primer semestre. Y advirtió que las bebidas no lácteas no satisfacen las necesidades nutricionales en la infancia y, por tanto, no se deben utilizar como sustituto de la leche de vaca.

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