Vox no cierra la puerta a la vuelta de los vinilos republicanos de Orihuela
La formación, que fue la única que votó en contra a la propuesta de la oposición, señala que van a «estudiar y evaluar la situación» después de que el PP facilitara el regreso de las imágenes con su abstención
En fase de «estudio y evaluación». Así se confiesan en estos momentos desde Vox un día después de que sus socios de gobierno del PP facilitarán con su abstención el regreso de los vinilos republicanos que ellos mismos, desde la Concejalía de Cultura, retiraron del Rincón Hernandiano. Y es que la decisión de que esto suceda recae, en virtud del pacto de gobierno, dentro de las competencias del partido encabezado por Manuel Mestre.
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Fuentes de la formación de Manuel Mestre señalan que la decisión no está todavía tomada y piden tiempo. «El Pleno fue ayer». E indican, que una vez se hayan sentado a pensar, «ya se tomará un camino».
El regreso de los vinilos va necesitar, además, de mucha voluntad política. La misma que Vox no tiene como ya expresó con su voto. Sin ir más lejos, desde el partido a nivel provincial no dudaron en salir a criticar ayer la decisión del PP con una nota de prensa con el siguiente encabezado: «El PP se abstiene y permite que la bandera republicana regrese a un espacio público de Orihuela».
«El concejal del PP, Vicente Pina, ha manifestado que la figura de Miguel Hernández es 'de todos'. No obstante, en contra de lo que han defendido han decidido abstenerse, a sabiendas de que permitiría el regreso de la bandera republicana en un edificio público de la ciudad», suscribía el partido de Santiago Abascal desde sus servicios de comunicación a nivel provincial.
El precedente de los sumarios
Por parte de los populares, lo que indican fuentes consultadas es que el partido no quería volver a repetir la escena que se produjo cuando el PP se vio forzado a votar de la mano de Vox el rechazo a la anulación de los sumarios judiciales abiertos por el franquismo contra Miguel Hernández. Todo y que el alcalde, Pepe Vegara, trató de facilitar el 'sí' de Vox a base de 'suavizar' el texto avalado por la familia del poeta, del que proponía eliminar cualquier alusión a la República, la Guerra Civil o a las circunstancias que rodearon a la muerte en prisión del autor oriolano. Un intento de acercar posturas que resultó en vano, puesto que la oposición no quiso pasar por el aro. Y eso que los sumarios ya estaban anulados desde antes de la moción, en concreto, desde el mismo momento de la publicación en el BOE de la nueva Ley para la Memoria Democrática.
La noticia del resultado de la votación, no obstante, trascendió hasta tomar dimensiones nacionales. No en vano, se trataba del Ayuntamiento de la ciudad natal del poeta posicionándose en contra de anular los sumarios que condenaron a muerte a su hijo más ilustre. El propio Carlos Mazón tuvo que salir a echar un capote a sus compañeros oriolanos validando en una reunión del Consell el texto 'blanco' propuesto por Vegara a la oposición. Sin embargo, después, el PP en el Ayuntamiento de Elche o en la Diputación de Alicante decidió, al contrario que en Orihuela, optar por la abstención o incluso por el sí al texto con alusiones a la guerra.
Todo esto, junto a los vinilos, no ha hecho más que echar leña a un fuego que empezó a avivarse cuando la Fundación Miguel Hernández se quedó sin subvención para el premio de poesía en 2023. Ayer, de hecho, tanto PP como Vox trataban de sacar cabeza subrayando que, tras aquello, han aumentado hasta casi triplicar la aportación municipal a la entidad presidida por Aitor Larrabide, así como han puesto un presupuesto fijo para el mantenimiento de la Casa-Museo. O han reforzado la seguridad en el Rincón Hernandiano, escenario habitual de ataques vandálicos.
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Los desmarques del PP
Y es que el brete con los vinilos no es cosa menor. Ayer además, Vox tuvo que ver cómo el PP se desmarcaba de ellos, no solo con esta moción conjunta de la oposición, sino también en otras dos. La primera era aquella en que los de Mestre pedían la expulsión de migrantes de Orihuela y su envío a Bruselas. Salió rechazada con el voto en contra de todos los grupos, incluido el PP.
La segunda moción donde Vox se quedó solo fue la que presentaba también la oposición en bloque para pedir al obispo, José Ignacio Munilla, para que se retractara de unas declaraciones que hizo sobre las denominadas «terapias de conversión» para homosexuales. En este caso, el PP se abstuvo alegando que el texto también pedía la retirada de subvenciones a entidades vinculadas a la Iglesia.
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Hasta ahora, PP y Vox se han venido respetando en sus diferencias ideológicas, sobre todo en cuestiones relacionadas con las competencias de Bienestar Social e Igualdad. Si bien el equipo de gobierno retiró las siglas LGTBI del nombre de la concejalía que ostenta la edil popular Agustina Rodríguez y quitó la enseña arcoiris del balcón principal del Ayuntamiento, sí se ha seguido celebrando la marcha de Orgullo y sus actos asociados. Asimismo, también se siguen celebrando las marchas por el 8-M (Día de la Mujer) y el 25-N (Día contra la Violencia de Género). En el primero de los casos, los ediles de Vox incluso marcharon el año pasado junto a sus socios del PP durante la primera edición del 8-M que se celebró bajo mandato del bipartito.
A todas las cuestiones antes mencionadas les pone el contrapunto la Concejalía de Familia. Un nuevo área impuesto por Vox a los populares que ha creado un observatorio en el que ha integrado a multitud de entidades católicas y antiabortistas, algunas de las cuales, gracias a los presupuestos de 2025, empezarán a recibir sendas subvenciones nominativas, es decir, de las que no requieren ningún proceso de concurrencia competitiva. Algo que, desde la oposición, aprecian «incoherente» con el discurso que mantuvo Mestre en campaña, donde abogaba por acabar con los «chiringuitos» y reducir los «gastos superfluos».
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Sin obligaciones
El caso de los vinilos puede ser distinto. Cabe recordar que las mociones, a diferencia de las propuestas del equipo de gobierno, no son de obligado cumplimiento. Esto significa que no dejan de ser una mera manifestación pública de intenciones de un partido político, la cual, si es aprobada por el Pleno, es una manifestación de intenciones por parte del Ayuntamiento que puede llevar a término o no.
La desaparición de los vinilos republicanos fue alertada en primera instancia por el Ateneo Republicano Vientos del Pueblo. La actuación, que también consistió en el repintado de unos murales con citas de poemas de Miguel Hernández, no fue comunicada ni publicitada por el Ayuntamiento. Vox defiende que los vinilos se retiraron porque estaban «deteriorados» y el alcalde, Pepe Vegara, declaró que desconocía dicha intervención y la atribuyó a una decisión del edil de Cultura, Gonzalo Montoya (Vox), desmarcándose así de la misma.
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Las «pegatinas» que se rompieron
Pero, además, se junta que los vinilos que se quitaron ya no se pueden volver a poner. Según indican desde Vox a este periódico, los mismos eran «pegatinas» que, al quitarse, se rompieron y «se deshicieron más» fruto de ese mal estado. Esto significa que el Ayuntamiento tendrá que hacer un nuevo desembolso económico para reponer los vinilos. Y si se hace, ¿se hará con el presupuesto de Cultura o tendrá que hacerlo el PP con el presupuesto de sus concejalías o de las empresas municipales? Y si se da el último caso, ¿asumirá Vox que el PP lleve a cabo eso 'motu proprio' o lo considerará una vulneración del pacto de gobierno? Sea como sea, la pelota está en el tejado de Manuel Mestre y su partido a buen seguro estará atento a todos los movimientos.
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