Torrevieja se ve obligada a invertir medio millón al año solo en desembozar el alcantarillado de toallitas
La empresa de aguas realiza unos 250 desatranques al año en las estaciones de bombeo, el mismo número de toneladas de desechos que se retiran tras ser echados incívicamente al inodoro
Hace ya años que se viene advirtiendo a través de múltiples campañas de que el mal gesto de tirar una mísera toallita por el retrete cuesta el dinero del bolsillo de todos los ciudadanos. El Ayuntamiento hacía público con motivo del inicio de otra de estas campañas de concienciación de la elevada cifra que invierte anualmente en desembozar el alcantarillado de estos paños húmedos. Nada menos que medio millón de euros de todos los torrevejenses son dilapidados solo en desatranques de emergencia en las estaciones de bombeo repartidas por el municipio. Un dinero que perfectamente se podría ahorrar con un poco más de civismo y, en su lugar, destinarlo a fines sociales.
La nueva campaña ha sido presentada por el concejal responsable del Ciclo Integral del Agua, Antonio Vidal, junto a la Gerente-adjunta de Agamed, Gemma Cruz, el jefe de planta de la EDAR de Torrevieja, Antonio Garri, y el jefe del servicio de saneamiento de la empresa mixta de aguas Agamed, Antonio Martínez.
Los cuatro, en presencia también de representantes del gremio hostelero, han descrito la multitud de residuos que se encuentran y que generan aquellos que usan indebidamente el inodoro como otro cubo de basura más. En las cloacas torrevejenses se juntan así desde mascarillas hasta guantes, bastoncillos o colillas. Todos ellos igualmente perjudiciales para el correcto funcionamiento de las estaciones depuradoras y enemigos en lo que a preservar la buena calidad de las aguas se refiere.
Si bien el papel higiénico está hecho para desintegrarse solo y en poco tiempo, estos otros residuos no son buodegradables, incluso aunque en algunos paquetes de toallitas se advierta que sí se puede desechar por el retrete. La pandemia, además, agrandó el problema, cuando, a las infalibles toallitas, se sumó la presencia masiva de mascarillas y guantes.
Las tres 'pes'
El Ayuntamiento y Agamed han iniciado este julio la campaña de concienciación precisamente cuando estos residuos indeseados más se multiplican con la llegada de los turistas a la ciudad para pasar sus vacaciones de verano. En esta ocasión, además de la difusión de mensajes en redes sociales, cartelería y medios de comunicación, Agamed ha hecho partícipes de la campaña al gremio hostelero y a los administradores de fincas. Además, se ha elaborado un díptico que se repartirá en los edificios municipales. En la portada destacan las tres 'pes' de lo que se puede echar al inodoro: «pipí, popó y papel».
Asociado a los frecuentes emboces en las estaciones de bombeo, están las quejas consecuentes por molestias de olores y ruidos. Pero también se ven dañadas las rejas y tamices de desbaste de la estación depuradora, que sufren colapsos y roturas por la llegada de los acúmulos de toallitas. Tampoco se debe olvidar que la vida útil de todas las infraestructuras hidráulicas está asociada al buen uso que se realice de las mismas.
Ahorro del 15%
Agamed calcula que, de no arrojar residuos por el inodoro, los costes que se imputan en la factura por el mantenimiento de las redes e infraestructuras de alcantarillado y saneamiento, incluyendo la gestión de los residuos generados (es decir, su secado y traslado a vertederos autorizados), podría abaratarse en un 15%.
Agamed ha aprovechado también para advertir del difícil tratamiento de algunos vertidos que también se arrojan al inodoro y que son también especialmente complejos de eliminar. Entre los productos que más problemas generan en los procesos de depuración y que tienen un efecto altamente nocivo sobre el medio ambiente están pinturas, aceites, detergentes, jabones, medicamentos o plaguicidas, entre otros.