A estas alturas, lo menos que uno le pide a sus políticos, puesto que ya da por hecho que madera de líder no tienen y ... de agudeza ni hablemos, es que al menos no causen sonrojo, pero ni eso. La política, que debiera ser un arte, se ha quedado en una ocupación pigmeica. Al otro lado, Trump, en un ejercicio de irresponsabilidad vergonzante, la toma con China, da la espalda a la OMS y ahora, lejos de embalsamar los ánimos tras un acto de violencia policial inexplicable, se encara con quienes protestan. Colmillo y fusil donde debiera haber pomada y altura de miras. ¿Y aquí? El cese del yeclano Pérez de los Cobos tiene más versiones que la saga de Superman. Dicen algunos asesinos que lo más difícil es matar al primer hombre, luego cuesta menos. A Grande-Marlaska le pasa lo mismo: tras mentir una vez, por qué no cientos. En fin, hace años que no voto. Lo digo con la boca chica, no me enorgullezco, pero creo que no romperé esa costumbre.
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