La rampa

A los tuyos, con razón

Prédica a propósito del voto indeciso

Viernes, 26 de mayo 2023, 01:30

Amodo de 'daño colateral', internet ha relegado a segundos planos el uso del papel impreso, como se puede comprobar en el escaso contenido del buzón ... de Correos de cualquier domicilio: alguna factura, alguna hoja publicitaria y muy poco más, excepto las sanciones porque has olvidado que tenías el coche en zona ORA o por algún desliz de estacionamiento, que esas notificaciones sí que te llegan por carta, lo cual te permite saber que sí que hay policías locales, aunque tú nunca los veas paseando por tu barrio.

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De ahí mi sorpresa cuando vi mi buzón repleto de sobres. Casi todos eran de propaganda electoral. Los respectivos candidatos te argumentan por qué piden tu voto que, de modo principal, va dirigido a los indecisos. Aunque escéptico, a indecisos y a convencidos dirijo la siguiente reflexión.

Supongamos que un hijo vuelve del cole con calabazas. Le pides explicaciones, te responde que el profe ha sido injusto, que le tiene manía; pides una cita con el maestro en cuestión; quieres una revisión del examen; el profesor te atiende, te lo enseña y compruebas que a tu hijo no le asiste la razón. ¿Qué haces? ¿Sigues dando la razón a tu hijo a pesar de las pruebas que se la quitan? ¿Insultas? ¿Amenazas? ¿Insistes para lograr que pase de curso? Hasta puede que lo logres, pero flaco favor le haces a él, uno de los tuyos, y a la sociedad –de la que tú y los tuyos formáis parte– que en cierto modo queda engañada y mal nutrida de miembros eficaces.

O no. Con desagrado y sentido de la justicia aceptas la realidad. ¿Qué haces entonces? ¿Reniegas de tu hijo? ¿Lo desheredas? ¿Lo echas de casa? Para nada. Lo castigarás sin teléfono móvil, o similar, y luego de la contrariedad te esforzarás en la tarea de que reconduzca su tiempo y su actitud.

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No le has dado la razón, pero no por ello deja de ser uno de 'los tuyos'; le has vedado la razón, pero no le has abandonado ni quitado el amor. Muy al contrario: le has ayudado. Con el castigo, para que sepa que la vida cuesta y va en serio, como dejó reflejado Gil de Biedma y, a lo último, con tu ejemplo de ponderación y sentido de lo justo. En definitiva, tu modelo educador habrá constituido un importante paso a la convivencia.

Abrazos.

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