La rampa

Leer el pensamiento

Hay que abrir la mente a la Inteligencia Artificial, pero con cuidado de que el cerebro no se caiga al suelo

Viernes, 5 de mayo 2023, 00:14

Leo con cierto desasosiego que Geoffrey Hinton, uno de los padres de la Inteligencia Artificial (IA) se ha despedido de Google porque está asustado de ... la calamidad que se nos viene encima, caso de continuar avanzando en el progreso de la inteligencia que él mismo desarrolló. Vaticina una catástrofe de dimensiones tales como la pérdida de 300 millones de puestos de trabajo. La máquina releva a la persona.

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El hecho de que la alerta provenga de alguien tan significado aporta mayor credibilidad al desastroso pronóstico del que los diletantes, los que poco o nada sabemos de algoritmos, ya intuimos un serio aviso con las maquinitas que son capaces de escribir un artículo o de leer el pensamiento.

¡Ahí es nada! Un robot que sabe lo que pienso.

Modestamente pienso que el instrumento capaz de escribir un texto es menos peligroso porque lo importante de escribir no es el utensilio que se utilice, sino el acierto con que se junte una palabra tras otra, pero lo de saber lo que uno piensa es otro cantar del que ya tuvimos un avance con aquella película en la que Mel Gibson podía escuchar lo que pensaban las mujeres. Descubrió que no lo estimaban tanto como él creía, pero intentó sacar provecho de ese 'superpoder'. Era una peli, claro, ficción, pero, como la realidad suele superar a la fábula, algo así sucederá con el decodificador semántico que han diseñado unos científicos en Estados Unidos.

Sería (¿será?) un elemento muy útil para los políticos de carrera, por ejemplo. Me imagino a la chulesca Díaz Ayuso, verbigracia, descubriendo lo que verdaderamente piensan de ella bastantes de sus compañeros de partido. O a tu pareja cuando le oyes decir un «sí, cariño» y descubres el pensamiento que se esconde tras la coma; o el juicio que oculta un «como usted diga, jefe»...

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En fin, es interminable el abanico de consecuencias que acarrearía la potestad de leer el pensamiento ajeno y la resultante de que el ajeno también lea lo que tú piensas. Guerra total. De ahí la zozobra que produce lo rápido que avanza la IA. Y no es que uno niegue el valor de las nuevas tecnologías. Nada de eso. Pero prudencia, por favor. Que como dijo el otro, hay que tener la mente abierta, pero con cuidado de que no se te caiga el cerebro al suelo.

Abrazos.

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