El escorpión y la rana
Prometer agua en Murcia es un mantra electoral llamado a no cumplirse
Vives en Murcia, te enseñan en la tele el mapa del clima y te asustas. Ves que la estrella de cuatro puntos que dibujan los ... límites del territorio regional está revestida, recargada de un púrpura intenso y temes que, de un momento a otro, sufra una explosión termonuclear y se convierta en estrella de fuego. Inevitable que enlaces la estrella roja murciana con las quejas norteñas, que poco antes acabas de oír en la misma tele, por la escasez de lluvias. Tienen razón, claro, pero ya quisiéramos por aquí esa escasez.
En su canción dedicada a las Madres de Mayo, el llorado Carlos Cano dice: «Cada vez que dicen patria, pienso en el pueblo y me pongo a temblar». Algo parecido me ocurre cuando, llegado el tiempo electoral, los políticos de la escala nacional vienen a Murcia y prometen agua. Agua para todos. «Como sea», exclamó hace poco Abascal. Rotundo, pero a saber quién y qué es «Como sea». Otros que le precedieron, tanto del PP como del PSOE, también prometieron traer agua a las provincias del Levante. Lo dijeron, se fueron y no hubo nada.
El último en hacerlo –que pronto será el penúltimo– ha sido Feijóo. El presidente del PP acaba de prometer que, cuando gobierne, creará el Pacto Nacional del Agua. Bien visto que lo veo pero que ate bien los machos el señor candidato. Para empezar, podría aprovechar sus mítines para decir lo mismo en todas partes. Perdería votos. En Castilla-La Mancha, por ejemplo, donde Bono, Barreda, Cospedal y García-Page llevan 40 años impugnando el Tajo-Segura. O en Aragón, donde la popular Luisa Fernanda Rudí desdijo el PHN de Aznar oponiéndose radicalmente al frustrado trasvase del Ebro.
No. Hoy por hoy parece inviable que la aflicción de un español por la necesidad de agua sea oída por otro español. La oferta de agua en nuestro país, donde escasea, es un mantra electoral llamado a no cumplirse, y ellos lo saben, porque los pobladores de los territorios donde la hay la quieren para ellos. En este aspecto, hasta a un optimista irredento le envuelve el escepticismo.
Por la añosa experiencia, la promesa de agua para Murcia recuerda a la que el escorpión le hizo a la rana en la famosa fábula que Esopo escribió hace 2.600 años. Y es que la naturaleza humana no ha cambiado.
Abrazos.
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