En el aire

En el aire, es decir en un futuro precario, se hallan los asuntos que más preocupan a los españoles: desempleo, inflación, sanidad, educación, pobreza, delincuencia, cambio climático y, sin embargo, lo que nos han trasladado durante la reciente campaña electoral han sido debates alrededor de la verdad y la mentira.

Mientes... Anda que tú.

Ha sido, es, formidable el esfuerzo de adaptación social que hemos hecho quienes fuimos 'niños de la posguerra'. Tal vez por eso nos ilusionamos al ver la confluencia de estudiantes y obreros en el Mayo del 68 francés con sus eslóganes y grafitis ('Prohibido prohibir', 'La imaginación, al poder'...) cuyo detonante fue una protesta contra la guerra de Vietnam. Más directamente que aquella nos preocupa y afecta la actual guerra en Ucrania –de incierto final y de perjuicio cierto– que nos ha complicado la vida y su costo.

Más de medio siglo después de aquel Mayo francés, constatamos que la imaginación no llegó al poder y que el confusionismo de valores aprovechó el 'río revuelto' de las protestas, no ha pasado de ser germen del avance en derechos sociales, lo cual no es poco, pero queda muy lejos de aquella pretendida revolución en la que se decretaba «el estado de felicida» y se pedía que las guerras dejaran paso al amor.

Ensueños...

Sí, pero... Como la cabra tira al monte y el que nace lechón se muere cochino, un servidor, que nació utópico morirá quimérico, se atreve a imaginar un entendimiento básico PSOE-PP que daría estabilidad. No se amontonen, ya sé que es dibujar un castillo en el aire, pero eso mismo vienen haciendo en Alemania socialdemócratas y conservadores desde hace 18 años y no les ha ido mal.

Podría ser, quién sabe...

En el aire queda...

Aunque, también en el aire se escriben los pactos y palabras que luego no se cumplen.

Veremos.