Nos estamos volviendo tarumbas. Hablo del árbitro rumano al que han hecho trizas el Twitter y demás, donde tan fácil es ponerse la toga, por ... decir que había que echar al negro en el PSG-Estambul. Entiendo la especial sensibilidad de la gente de raza negra, por cuanto ha sufrido una persecución histórica que los blancos no, pero nos estamos deslizando de lo políticamente correcto a otra cosa parecida, pero distinta: la dictadura de lo políticamente correcto. Yo no sé si Coltescu, un tipo polémico en su país que hacía de cuarto árbitro, es un ángel o un racista, pero es probable que la UEFA lo embaule y no lo llame más, y uno se pregunta: cuando te arponean por todos lados y las consecuencias de un acto exceden el mal causado por el acto, ¿eso es justicia o ensañamiento? ¿No puede ser que Coltescu se refiriera a Webó como el negro para agilizar su identificación en la barahúnda del momento? No lo sé, pero sí sé que en la dictadura de lo políticamente correcto hay un derecho en las raspas, por no decir inexistente: el de la presunción de inocencia.
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