Tenemos una de las economías más encanijadas de los países ricos golpeados por el virus, que repuntan cuando nosotros retrocedemos, según la OCDE. Además, España ... es uno de los países que peor ha timoneado la crisis hasta el confinamiento y con peores datos tras la desescalada, lo que ha llevado a los científicos a pedir una auditoría que analice el desconchón. Ante el tiznado panorama, no se me ocurre otra razón para el optimismo que ir al tópico de los más optimistas: esto solo puede mejorar. Es así, los caminos del optimismo se parecen a los del Señor: son inescrutables. Pero ocurre que uno no es tan optimista ni seráfico, ni va eslabonando sonrisas por ahí como si fueran churros, ni tan siquiera cree en el Señor. Como dijo Benedetti: «No creo en él, solo tengo la esperanza de que Dios exista». Así que solo se me ocurre una razón para el optimismo, y es que hoy, 11 de agosto, ha pasado un día más que ayer: es decir, queda un día menos para la vacuna.
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