Los problemas ferroviarios de España

Es mucho más lucido para los gestores de lo público invertir en nuevas infraestructuras que mantener las existentes

Jueves, 14 de agosto 2025, 23:59

Hace unos días volvimos a ver por la tele trenes parados en mitad de la nada, con viajeros que pululaban desesperados por la campiña, móvil ... en mano, narrando el disgusto en directo en Instagram, después de que el tren se quedase averiado durante horas.

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No es la primera vez que pasa esto. Ni será la última. No afecta a una zona concreta, aunque a algunas zonas más que otras. Y el caos ferroviario de Madrid acaba en muchas ocasiones haciendo metástasis en toda la red nacional los días más señalados para los sufridos usuarios que salen o vuelven de vacaciones. El origen del problema ferroviario nacional es multifactorial, complejo, y con una variada escala de grises en matices técnicos. Aun así, para que el lector no se aburra mucho, intentaré resumirlo en sus tres causas principales.

Falta de inversión en mantenimiento y modernización de la red y en los trenes. Como suele pasar muchas veces en materia de infraestructuras, es mucho más lucido para los gestores de lo público invertir en nuevas infraestructuras que mantener las existentes. El mantenimiento no luce nada políticamente. Que lo que hay siga funcionando como está, es algo que el votante da por descontado cuando paga sus impuestos.

Sin embargo, llegar con todo el séquito ministerial de la mano del presidente a ese nuevo destino del AVE, e inaugurar ese primer viaje en el que solo pueden participar unos cuantos elegidos de la flor y nata de la sociedad de provincias, es una gozada electoral. Sobre todo por estos lares, donde la escasez de estos eventos históricos hace que los seleccionados de la lista VIP peleen 'por pillar cacho' en el encuadre de los fotógrafos que inmortalizarán el evento ese día.

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Aun así, no hay que olvidar una regla básica sobre la no linealidad del coste de mantener las infraestructuras, que dice que 'lo que cuesta hoy mantener un euro, mañana costará dos, pasado costará cinco y, cuando lo quieras arreglar en el presupuesto del año que viene, tendrá un coste que hará que no merezca la pena mantenerlo, sino reconstruirlo de nuevo'. Llevamos casi 40 años en España invirtiendo una millonada en materia ferroviaria. Sobre todo, en la última década, gracias a los fondos europeos. Sin embargo, se invierte en nuevas líneas, y tenemos algunas como la Madrid-Andalucía que tienen ya más de 30 años.

Mala digestión del proceso de liberalización iniciado en 2020. Estamos muriendo de éxito. Así, como suena. El tren está en niveles históricos de uso en número de pasajeros en España. De un lado, porque el Gobierno está subvencionando el billete en cercanías (aunque esto es coyuntural). Pero, de otro lado, porque la liberización que impuso Europa hace años y que España ha empezado a aplicar desde 2020, ha generado una demanda hasta ahora no conocida de millones de pasajeros, sobre todo con la irrupción del 'low cost'.

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Esto tiene su lado bueno, pero también su lado malo, porque requiere de una excelencia máxima en la gestión de la infraestructura y en la explotación del servicio. Donde antes había un monopolio anodino de la empresa pública Renfe, ahora tenemos tres empresas compitiendo a cara de perro con estrategias comerciales muy distintas. Esto obliga a tener muy buenos gestores en la administración, y por lo que está saliendo en los medios estos últimos tiempos, parece ser que este tipo de empresas públicas se han convertido también en agencias de colocación de los partidos políticos, algo muy español.

Mala planificación a medio y largo plazo. Esta última causa es prima hermana de la anterior, pero, sin embargo, viene de más atrás. De mucho más atrás. En España tenemos un puzle ferroviario difícil de desenmarañar, fruto de errores pasados. Tenemos regiones con vías de ancho europeo, y otras con ancho ibérico, que se siguió construyendo hasta bien entrados los 80 (hay un mito que decía que fue idea de Franco para que no nos invadiesen los franceses, pero nada más lejos de la realidad, fue una infausta idea de los ingenieros españoles del siglo XIX, que pensaron que había que poner un ancho mayor que el resto de Europa, porque nuestra orografía patria exigía trenes más grandes).

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Incluso tenemos vías electrificadas y vías sin electrificar. Pero dentro de esta macedonia ferroviaria, posiblemente el error estratégico más difícil de reparar es la estructura radial que tiene la red, que hace que casi todo pase por Madrid. Y esto no se va a subsanar en las próximas décadas, porque la apuesta del Ministerio desde hace 30 años por el AVE como única infraestructura ferroviaria hace que casi todo vaya a pasar por Madrid en el futuro.

Se ha desmantelado la red ferroviaria subregional, que capilarizaba hace 50 años ciudades de tamaño medio y pequeño, cuya demanda de transporte público será ahora cubierta por el autobús. Esto, en una coyuntura de uso creciente del tren, con Atocha casi colapsada, y Chamartín en obras, hace que en el momento que Madrid estornuda, el 'efecto mariposa' pueda sentirse como una gripe en cualquier rincón de España.

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Así que, viajeros al tren, y prepárense que este viaje va para largo.

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