Rosalía y el porno

Hace apenas unos días, Rosalía publicaba el videoclip de su tema 'Motomami'. En él, un plano nadir (ese perpendicular al suelo, desde abajo hacia arriba), enfoca los genitales de la cantante cubiertos por una escueta braga. Una garganta (suponemos que de la propia Rosalía) evoca las imágenes de la película 'Garganta profunda' (esa donde la actriz Linda Boreman o Linda Lovelace explicó que fue forzada para grabarla por su entonces pareja o maltratador). En otro momento, Rosalía aparece rebozada en purpurina roja para después mostrarnos una imagen angelical, vestida de blanco y con mariposas revoloteando. ¿Ave o Eva? ¿Virgen o puta?

Ante las críticas sobre la sexualización de sus videoclips, Rosalía contestó, en una entrevista para el programa 'Las tres puertas' de La1, que «sigue provocando incomodidad el hecho de que una mujer se exprese libremente sobre su sexualidad». Quizás Rosalía piense que 'El sueño de la esposa del pescador' fue pintado para ensalzar el empoderamiento femenino a través de una mujer liberada que se aprovechaba de unos pulpos para su disfrute sexual.

En este videoclip de 'liberación sexual', Rosalía muestra un cuerpo depilado, viste ropa escueta, usa maquillaje corporal... Al igual que en la xilografía del siglo XIX, existe una puesta en escena creada para reproducir las fantasías masculinas. Porque la pornografía consiste en eso, en mostrar las fantasías masculinas, no las femeninas.

Entonces, Rosalía, con sus declaraciones, ¿quiere decir que alcanza su liberación sexual cuando es considerada sexualmente atractiva por otros? Y recalco el masculino, esta vez no genérico. ¿Es necesario cosificarse, sexualizarse, pornificarse para demostrar que una mujer vive libremente su sexualidad?

No me preocupa Rosalía. Es una mujer adulta y rica. Me preocupan las nuevas generaciones de adolescentes, en femenino. Porque las referencias al porno en nuestra sociedad son constantes. Desde las intervenciones estéticas de moda (relleno de labios, aumento de pecho, blanqueamiento genital y anal), hasta los movimientos, el vestuario y la puesta en escena de los videoclips de las y los artistas del momento (ellas, pornificadas, ellos, rodeados de mujeres pornificadas).

Te recomiendo que eches un vistazo al libro 'Política sexual de la pornografía' (Ediciones Cátedra, 2022), un ensayo sobre las consecuencias de hacer equivalentes los conceptos de pornografía y sexo.

Si Rosalía quisiera demostrar que vive una sexualidad libre, se habría limado sus largas uñas. Que no nos vendan la 'motomami'.