Hablar del tercer sector es hablar de mujeres. La importancia que las mujeres conceden a las organizaciones sociales para abordar muchos de los problemas de nuestro tiempo, la forma de ayudar a causas que les parecen importantes, la posibilidad de una forma de trabajo donde prima el equipo, la vocación y la empatía, la prioridad de las personas como centro y objeto, el hecho de que en sus inicios muchas de estas organizaciones fuesen de voluntariado y que al profesionalizarse las mujeres ya estaban allí... son algunos de los factores que explican que a nivel global el 73% de las personas que trabajan en asociaciones, fundaciones y ONG..., ya sea como voluntarias o como empleadas, son mujeres.
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En nuestro país los datos son similares, 7 de cada 10 personas implicadas en el tercer sector son mujeres, pero lamentablemente también se repite el hecho de su menor presencia en cargos de poder y de toma de decisiones donde en absoluto es proporcional a su mayoritaria participación.
Con cifras mejores que en el ámbito empresarial 30,8%, en el político 45,73% o en el científico 26%, las mujeres en el tercer sector están infrarrepresentadas en puestos de decisión pese a ser un ámbito tradicionalmente feminizado. Ocupan el 47% de las juntas directivas de las asociaciones, el 40% de los patronatos de las fundaciones y el 50% de los órganos de decisión de las ONG, un sector muy potente que representa el 1,45% del PIB de nuestro país con 527.000 personas remuneradas y que en el 47% de los casos tienen una directora al frente. Las mujeres gestionan en conjunto 380 millones de euros de presupuesto, atienden a 26 millones de usuarios, tienen más de 12.300 empleados a su cargo y cuentan con cerca de 80.000 voluntarios, cifras que confirman la fuerza, la importancia y el valor del liderazgo que las mujeres realizan en estas organizaciones.
En nuestra región, muchas asociaciones, fundaciones, ONG... han incorporado mujeres a sus órganos de dirección beneficiándose de sus competencias de colaboración, de la diversidad en la toma de decisiones, aprovechando su inteligencia emocional, liderazgo e influencia pero... nos queda camino por recorrer.
Las mujeres son casi el 70% del personal mientras los hombres ocupan el 65% de las presidencias, y el hecho cierto es que hoy y aquí estas mujeres son la generación mejor formada de nuestra historia. Metafóricamente hablando podríamos decir que son las nietas y las hijas de aquellas primeras voluntarias que abrieron camino en colectivos, asociaciones de vecinos, 'de padres', de discapacitados... y cabe preguntarse qué razones pueden justificar que se prescinda de su capacitación y de su talento en la toma de decisiones. Están, son el 70%, qué esperamos.
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