Real Madrid, Real Murcia
No entiendo que a un nativo de Murcia, de Albacete o de Puertollano le emocione tantísimo la victoria merengue
Me van a permitir introducir hoy un tema que pertenece al campo de las aficiones, bastante lejos de lo que normalmente creemos relevante. Una afición ... oculta (que no es tan oculta) y que se refiere al fútbol, algo que parece no casar con la intelectualidad, sin saber que Albert Camus manejaba más que bien el balón, o Lauro Olmo era potente medio centro antiguo en su Barco de Valdeorras natal. El gran Cesc Gelabert procuraba que sus actuaciones no coincidieran con los partidos del Barça, club al que venera Serrat.
Y hablo de fútbol porque esta pasada semana, en apenas veinticuatro horas, los aficionados de mi tierra han vivido dos momentos históricos: uno, la consecución de la décimo cuarta Copa de Europa por el Real Madrid; y dos, el ascenso a Primera Federación del Real Murcia. Ya veo la sonrisa de algún conspicuo lector que piensa que poner estos dos hechos uno tras otro suena raro. ¿Cómo se pueden comparar dos Reales tan distintos, uno en el Olimpo del balompié, otro en el infierno de las competiciones? Aunque ambos reales tengan las mismas letras, seis, es como comparar las churras con las merinas, lo frío con lo caliente, lo temporal con lo eterno.
Pues, sí. Yo los comparo. Y me sorprende comprobar sus similitudes y sus diferencias. Como soy de Murcia, y vivo en Murcia, he podido comprobar, en dos días seguidos, las celebraciones que han producido el triunfo europeo de aquellos, y la salida de una liga menor de los nuestros. Parecido, pero no igual. Desde mi butaca oí el sábado pasar coches y coches tocando sus cláxones, gritando el famoso ¡Hala Madrid!, ondeando sus blancas banderas entre las ventanillas. Acababa de ver el partido parisino y, como me suele ocurrir, me gusta que gane el equipo español, pero de ahí a volverme loco de alegría media un abismo. No entiendo que a un nativo de Murcia, de Albacete o de Puertollano le emocione tantísimo la victoria merengue. Cada cual es libre de vibrar con lo que quiera, claro está, pero déjenme mostrar mi extrañeza ante tanta euforia, tanta emoción, porque gane un equipo cuyo presupuesto es el que es. ¡Tenía que ganar!
Entiendo que la riqueza tenga más seguidores; que las aficiones se acerquen a los que ganan
Ser aficionado del Madrid en provincias es tan común como chocante. Ya sé que es lo más normal del mundo, pero permítanme que me deje frío. ¡Ojo! Del Madrid, o del Barça o del Betis, me da lo mismo. Me encantan muchos de los partidos de estos equipos, pero eso de vibrar con ellos, na de na. Entiendo que se den circunstancias especiales (estancia prolongada en esas ciudades, herencia familiar o vaya usted a saber qué cosa), pero ¡que haya tantos aquí!, ¡que se celebre como algo extraordinario! Perdónenme los madridistas, o los culés, o los béticos, pero me llama la atención.
Una jornada después del París televisado viví lo de Alicante en directo. Ese día, como otros días que jalonan la historia del Real Murcia, para lo bueno y para lo malo, seguí dándome cuenta que ser del equipo de tu tierra es distinto. Como en esto soy un poco extremado, deseo que comprendan lo que quiero decir. Se pueden querer dos colores a la vez, por supuesto, pero la explosión tras el pitido final del Rico Pérez no tiene parangón con nada, y que me perdonen otra vez los incondicionales de Vinicius, Modric o Benzema. Por cierto, la uña de un dedo de uno de estos gana más que toda la plantilla del Murcia. ¿Acaso denuncio las diferencias sociales en el fútbol? No, nada de eso. El Real Madrid es una entidad que nada en oro porque genera oro, además de contar con una administración que debe de funcionar de manera perfecta. Nada parecido a los últimos años de nuestro Real Murcia, con una gestión que arruinó al club ante la frialdad de todos, gestión, por cierto, llevada a cabo por un madridista de pro. Entiendo que la riqueza tenga más seguidores que la pobreza; que las aficiones se acerquen a los que ganan siempre o casi siempre. ¿Cómo va a atraer público y simpatías un Real Murcia a punto de desaparecer en más de una ocasión, con una deuda histórica dificilísima de saldar? Pues lo ha hecho, y justo el día después de la coronación del Real Madrid.
Y eso es lo que quiero destacar, a una semana del día de autos. Como dice el clásico, yo prefiero al Murcia 'con su capa la pardilla', que el Madrid 'con la suya guarnecida'.
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