Mansouria y su hija de 8 años iban en la patera que naufragó en Percheles. El cadáver de la madre apareció en Vera, el de ... la hija en Mojácar. Es una historia terrible que leo en el estupendo reportaje de José Alberto González. Una de esas historias que te estrujan y te apedazan el ánimo. La madre había sido maltratada. Solo buscaba una vida mejor. Fue a Gala a quien le escuché una frase que se me quedó grabada: «Un náufrago ahogándose en el mar es más grande que el mar, porque el náufrago sabe que se muere, pero el mar no sabe que lo mata». Y mientras recuerdo la frase pienso en lo que hacíamos cada uno en el momento en que ellas nadaban desesperadas para salvarse: quizás en ese momento usted se cabreaba por no tener cobertura en el móvil, o yo me enfadaba por la enésima actualización en mi ordenador, o quizá estaba usted molesto por tener que llevar mascarilla, o porque teníamos que ir al dentista, o solo estábamos de mala leche porque sí; mientras, ellas braceaban, eso sí, cada vez menos, desmayadamente, y la vida se les iba adelgazando hasta quedar en un hilo...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
